miércoles, 15 de mayo de 2019

Capítulo 2. No cruzar la línea, si la cruzas, eres marica muerto

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Capítulo 2.  

No cruzar la línea, si la cruzas, eres marica muerto

¡Al demonio! Pensó Manuel encaminándose a su lado de la habitación empujando a Federico  en el proceso. Hurgó entre sus cosas hasta encontrar un grueso listón de un color  verde espantoso, curiosamente del mismo color de ojos de su compañero de habitación.
-Prohibido... Cruzar… Esta... Línea... Raya... Listón... Como quieras llamarlo - gruñó mientras amarraba el listón de extremo a extremo justo en el medio de la habitación.
Federico alzó una ceja, sin decir palabra.
-¿Algún problema con eso? - Manuel volvió a gruñir mientras lo fulminaba con la mirada.
Federico  se encogió de hombros dándole a entender que no había problema o al menos eso entendió Manuel.
-Bien... Porque si la cruzas... Eres marica muerto - musitó de tal manera que a Federico  le invadió un escalofríos.
Manuel dio un último gruñido antes de abandonar la habitación.
Federico por otro lado, permaneció dentro. Él no tenía problema con decirle a los demás lo que realmente era, de hecho el decirlo le había evitado un montón de problemas. Al menos se daba cuenta la clase de personas con las que podría o no simpatizar. Estaba más que claro que Manuel se encontraba en la segunda opción, lo que probablemente le traería graves problemas porque era su compañero de cuarto.
Ese sin duda sería un larguísimo año.
El castaño terminó de desempacar y a diferencia de Meño, él si acomodó cada cosa en su lugar. Sacó una pequeña pelota color morada, solía usarla cuando estaba aburrido. Se tumbó en su cama y comenzó a lanzar la pelota hacia el techo para luego volverla a atrapar. Fácilmente repitió la acción diez veces seguidas hasta que la pelotita resbaló de su mano y rodó quedando a tan solo tres centímetros del listón que dividía la habitación.
Federico sonrió para sus adentros, pensando en lo ridículo de la situación. Conoció a Manuel  el año anterior en la fiesta de un amigo que tenían en común, pero al parecer el rubio lo había olvidado. El castaño no se lo tomó a mal, ya estaba acostumbrado que las personas no le prestaran tanta atención. Además se habían visto en una ocasión y no es como si hubieran hecho algo relevante para que lo recordara.
Al menos no fue tan importante para Manuel porqué Federico  si lo recordaba.
Y, hablando del rubio, éste se encontraba en la sala de descanso, tumbado boca abajo en el sillón de tres espacios mientras veía la televisión de manera aburrida.
-Basta, Meño… - se quejó Carlos, el mejor amigo.
-Aburrido… aburrido… aburrido… - ignoró el aludido, mientras seguía cambiando los canales a través del control remoto.
-¡Manuel! – Rodó los ojos el moreno - ¿podrías decidirte por algún canal?
-Aburridos… - gruñó.
-Organicemos algo – sugirió Carlos, llamando la atención de su amigo.
-Fiesta – sonrió de lado, maliciosamente.



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