domingo, 15 de septiembre de 2019

Llamadas


One-Shot



Llamadas

Llamada 1
Se vio por última vez en el espejo. Satisfecha por el resultado, Magui salió de su casa y se fue a la de su novio, quien seguramente la esperaba con ansias. Esa cita era importante, tenían mucho tiempo planeándola. No todos los días se celebra el primer aniversario.
Magui tocó el timbre, su cabello rubio resaltaba más sus ojos verdes.
-Hola - saludó, ensanchando más su sonrisa, al ver a su novio.
-Magui... - respondió el rubio, quien la recibía del otro lado. Se dio cuenta que Luis no estaba vestido para la ocasión.
-¿Listo...?
-Sobre eso... no podré ir.
-Como que... ¿no podrás ir? - Magui esperaba que su novio estuviera bromeando o algo parecido.
-Lo siento, cambio de planes. Lo celebramos la próxima semana.
Y sin más, Luis cerró la puerta.
Magui parpadeó un par de veces antes de caer en cuenta que Luis lo había hecho una vez más. Le había cancelado en el momento. Esta vez Magui no se quedaría callada, esta vez hablaría.
A grandes zancadas se alejó de la casa y sacó su celular. No tenía que buscar su número lo tenía en marcación rápida. Al primer timbre respondió.
-Hol...
-Eres un maldito imbécil. ¿Cambios de planes? Vete a la mierda, estúpido idiota.
Colgó.
Llamada 2
A Magui se le hacía más sencillo lidiar con Luis después de haber hecho la primera llamada. Aunque en el fondo su conciencia no la dejaba tranquila. Pero eran mejor las llamadas a los gritos en persona, ¿cierto?
Ya había transcurrido un mes desde la última llamada y todo parecía mejorar. Casi.
Se encontraban en la cafetería del instituto, Magui y Luis compartiendo su plato de comida. Frente a ellos estaban Jorge y Alexa, sus mejores amigos.
Magui pasó su brazo por los hombros del rubio, quien arrugó la nariz ante este gesto, el pelirrojo se hizo el desentendido.
-Te quiero - Magui le susurró al oído y le dio un casto beso en la mejilla.
-¡Basta, Magui...! - Luis la alejó.
-¿Qué...? ¿Acaso te da pena? Jorge y Alexa saben de nosotros - rodó los ojos.
-Con ellos es más que suficiente. No necesito que todo el maldito instituto se entere.
Luis se levantó y salió del lugar.
Magui también se levantó, al salir de la cafetería no encontró a Luis por ningún lado. Sacó su celular, apretó el botón de marcación rápida.
-Oy...
-Estúpido de mierda, métete tu maldito miedo por el culo, yo no me avergüenzo al estar a tu lado. Cuando tengas las suficientes bolas para aceptar nuestra relación frente a los demás entonces hablamos.
Intento de Llamada 3
Las cosas parecieron mejorar o al menos Luis parecía haber reaccionado ante su estupidez. Eso a Magui le hizo feliz.
Luis la invitó a comer a una cafetería y ese gesto hizo que Magui olvidara los malos ratos.
Magui fue la primera en llegar al lugar, reconoció enseguida a dos chicos que trabajan ahí, uno era Jorge y el otro era amigo de Luis. La chica se sintió incómoda con uno de ellos, solo lo había visto en una ocasión y digamos que no se siente muy orgullosa de las demás interacciones que han compartido.
Luis llegó cinco minutos después de la hora acordada, pero eso a Magui no le importó, comería con su novio.
-Tenemos que hablar – ni siquiera habían pedido algo para comer, ni siquiera Luis saludó. En cuanto llegó al lugar, se paró frente a Magui y eso fue lo que dijo.
-De acuerdo - Magui estaba desconcertada.
-Debemos tomarnos un descanso.
-¿Qué…?
-Tú y yo.
-¿Qué...? – lo cierto era que Magui no alcanzaba a procesar bien las palabras que Luis decía.
-Nos precipitamos en la relación, fue demasiado rápido y...
-¡¿Qué...?! - Magui se levantó - ¡Llevamos año y medio juntos!
-Creo que no me gustan las chicas. Lo siento.
-¿Estas jodiendo, cierto? - Magui gritó, Luis negó con la cabeza y salió del lugar.
La muchacha respiraba agitadamente, tenía ganas de golpear gente, tirar cosas y golpear a más gente. Sacó su celular pero éste estaba sin batería.
-¡Mierda...!
Pero no necesitaba su celular, en la barra de la comida estaba la persona en la que podría descargar su ira. No sería la primera vez.
Mientras se dirigía hacia allá, Magui pudo observar al muchacho, quien le estaba dando la espalda, estaba llenando una charola con comida. En cuanto se giró, Magui le tiró la charola de un manotazo, haciendo al muchacho sobresaltarse.
-¡Oye...! - reclamó Jorge, quien estaba detrás de la barra.
Magui lo ignoró, se enfocó en el chico que tenía frente a él.
-¡Maldito cobarde de mierda! - Magui le dio una cachetada en el rostro, el muchacho fue tomado por sorpresa, soltó la charola con comida – ¡Métete tus malditas dudas en el culo y...!
-¡Basta, Margaret! - Jorge gruñó, alejando a la chica de su amigo - Estás enojado con Luis, no con él.
-Es más fácil odiarlo a él - gruñó, antes de salir corriendo del lugar.
Llamada 4.
Caminaba con las manos en los bolsillos, con pasos apresurados. Ya casi anochecía y no le agradaba la idea de ir caminando a esas horas hasta su casa, sobre todo cuando la lluvia amenazaba con llegar.
Su celular comenzó a sonar. Ya sabía quién era y sin embargo, aun así contestó. A pesar de todo siempre le contestaba, por más que ella le gritara e insultara, siempre le respondía.
-Ho...
-Un día, maldito idiota. En un día olvidaste nuestra relación de año y medio. ¡Vete al demonio tú y tu maldita homosexualidad! Revuélcate con quien se te dé tu regalada gana. Eso era lo que querías ¿no? ¡Vete al demonio, cobarde!
La llamada se cortó o tal vez Magui había colgado. Cualquiera de los dos casos llevaba a lo mismo.
Magui estaba destrozada.
Tragó saliva. No sabía cómo ayudarla, él no podía hacer nada. Magui había tocado un punto muy importante. Lo llamó cobarde. Y tenía razón. Tenía miedo de confesarle lo que sentía por ella.
Llamada 5
Había transcurrido una semana desde que Luis y Magui habían finalizado su relación. Ambos se habían estado evitando desde entonces.
-¿Cómo está?
-¿En verdad quieres saber? - respondió Jorge.
Iban camino a casa de la chica.
-No lo sé, yo solo... solo quiero saber si él está igual de roto que yo – musitó, bajando la mirada y jugando con la orilla de su blusa.
Jorge se mordió el labio inferior.
-No lo he visto desde hace tres días. Las vacaciones se han atravesado y...
-Entiendo - respondió, aunque Magui no entendía nada. Tenía la esperanza que Luis por primera vez le regresara o le hiciera una llamada.
Tal vez Luis necesitaba tiempo para aclarar su mente. Quizás, estaba pasando por un tiempo de confusión. Probablemente, le llamaría pronto. Si.
-Magui... mejor tomemos otro camino.
-¿Por qué? - frunció el ceño.
-Solo...
-¡Qué demonios...!
Magui se quedó petrificada, estaba segura que el poco color que tenía en su rostro había desaparecido. Y no era para menos. A unos cuantos metros de él, recargado de un árbol, estaba Luis, comiéndose a besos a un chico.
-Magui...
Luis no estaba roto como ella.
Magui sacó su celular. Ni siquiera espero a que el muchacho dijera algo en cuanto tomó la llamada.
-¡Mentiroso de mierda! Púdrete. Te odio tanto. ¡Ojalá te atropelle un auto y mueras lentamente...!
Un nudo en la garganta se apoderó de ella. Colgó.
Magui se dejó caer de rodillas, llorando sin control.


Primera llamada pérdida.
No es que Magui ya haya superado a Luis, pero después de unos cuantos karaokes y un par de citas con chicos que al final resultaron un fiasco, Magui logró quitar un poquito de dolor. Solo un poco.
Desde que, literalmente, le deseó la muerte, Magui ya no lo había vuelto a llamar y lo cierto es que está avergonzada y no sabe cómo arreglarlo.
Caminaba de un lado a otro dentro de su habitación, sin despegar la mirada de su celular, el cual descansa sobre su cama.
Llamarlo o no llamarlo.
Magui mordió su labio inferior.
-Al demonio... - murmuró.
Tomó su celular y fue directamente a marcación rápida. La llamada fue directo al buzón de voz.
Al principio Magui se desconcertó, pero era de esperarse. En algún momento el muchacho dejaría de responder sus llamadas. No siempre estaría ahí.
Magui se sintió triste, porque a pesar de todo, él siempre estaba ahí.
Y le dolía.
Segunda llamada perdida.
Había transcurrido una semana desde que por primera vez él no le había respondido la llamada. Magui comenzaba a preocuparse porque tampoco lo había visto. No es que se la pasara acosando al muchacho pero había estado frecuentando, casualmente, los mismos lugares que él, pero no había señal del muchacho.
Magui volvió a marcarle, pero nuevamente la mandó a buzón.
Entonces se preocupó.
Eso no era normal, era como si el muchacho se hubiera evaporado.
Marcó nuevamente, obtuvo el mismo resultado.
-En dónde estas...
Magui se estaba preocupando, tomaría medidas drásticas.
Sin llamadas
-Por favor… – Magui suplicó, puso su mejor cara de perrito abandonado.
-No.
-¡Jorge...!
-Suficiente daño le hiciste – su amigo estaba molesto.
-No más, lo prometo.
-No es como si pudieras hacerlo, ¿sabes? – la fulminó con la mirada.
-Sé que no estuvieron bien esas llamadas...
-¿Por qué, Magui? ¿Por qué a él?
-Era más sencillo odiarlo a él... – musitó.
-¿Te estás escuchando? – Jorge se estaba enojando cada vez más.
-Me quiero disculpar.
-Demasiado tarde.
Magui parpadeó un par de veces, un vano intento de retener las lágrimas.
-Jorge... - suplicó.
-¿Recuerdas la última llamada?
Asintió, bajando la mirada. Cómo olvidar su última llamada. Le había deseado la muerte. Ese era el motivo por el que se quería disculpar.
-Tus deseos se hicieron realidad – salpicó.
-¿Qué...?
Magui lo miró fijamente.
-Al siguiente día de la llamada. Un auto lo atropelló.
-No...
En Magui eran presentes las lágrimas.
En persona
Después que Jorge le reveló el paradero del muchacho, Magui corrió sin detenerse.
Estaba en el Hospital "Sagrado Corazón", al llegar a la habitación, sus manos temblaban mientras sostenía el pomo de la puerta. Tenía miedo de abrirla. Hasta ese momento se dio cuenta que no estaba preparada para enfrentarse a lo que estuviera del otro lado.
Mordió su labio inferior y tomándose de valor, abrió la puerta.
Jadeó al ver al muchacho, quien, aparentemente dormía, pero Jorge había dicho otro término: estado de coma.
Magui se quedó de pie, viendo al muchacho, seguía sin querer darle crédito a lo que sus ojos estaban viendo.
Él no podía estar ahí. Era... corrección, es tan joven, toda una vida por vivir...
Dio un paso hacia el muchacho, en su mente retumbando las primeras palabras que se cruzaron.

-Si él vuelve a comportarse como un idiota, márcame. Te he grabado mi número en marcación rápida.
-¿Estás seguro?
-Es más fácil odiar a otra persona que a la que amas - se encogió de hombros.

-No lo hago. No te odio… nunca lo hice.
Llegó hasta su lado, no pudo evitar que algunas lágrimas resbalaran por su mejilla mientras su mente le torturaba con lo último que le dijo.

-¡Mentiroso de mierda! Púdrete. Te odio tanto. ¡Ojalá te atropelle un auto y mueras lentamente...!

-Perdóname – agarró su mano – Lo lamento, Arturo.
La última llamada.
Habían transcurrido seis meses. Y Magui se aseguró de visitar a Arturo cada uno de esos días. Se sentía responsable de su estado.
-He visto a Luis y yo... no sentí nada. Me refiero a que ya no me siento tan destrozada como antes - esas "charlas unilaterales" eran muy frecuentes.
Magui llegaba, saludaba a Arturo, se sentaba a su lado y le platicaba cómo le había ido en el día, a veces le leía o le colocaba sus auriculares y le reproducía la música que ella creía era su favorita.
-Estoy seguro que me has de creer una chica histérica con complejo de idiota insensible o algo peor - Magui negó con la cabeza. Lo miró fijamente.
-Quiero ser nuevamente esa chica sensible, con sueños y que no le desea el mal a nadie, ¿sabes? Quiero...
Suspiró, sin terminar lo que estaba diciendo.
-Me dijeron esta mañana que... mañana te van a desconectar...
Magui jugueteaba con su celular.
-No quiero despedirme de ti... aún no. Ni siquiera pude ser tu amiga... yo sólo te use como saco de box, no solo emocionalmente...
Se secó una rebelde lágrima.
-Lamento ese golpe, ya sabes, el día de la cafetería...
Magui se mordió el labio inferior. Vio el celular de Arturo en la mesita de al lado. Y se le ocurrió una idea para despedirse. Desde su celular se fue a marcación rápida, en cuestión de segundos el celular de Arturo sonó. Magui lo contestó y lo puso cerca de la oreja del muchacho.
-Hola... - saludó Magui desde su celular - te preguntarás quién demonios es, pues soy yo, Magui, la chica histérica con complejo de idiota insensible. Esta vez no te llamo para insultarte. Aunque en realidad, todas las veces que te llamé, nunca me referí a ti, sino a Luis. Una vez me dijiste que era más fácil odiar a otra persona que a la que amas. Tienes razón.
Magui comenzó a acariciar la mano del muchacho.
-No te puedo odiar.
Magui se acercó a él.
-Te prometo que cuando te vuelva a marcar, dejaré que termines de saludar, pero para que eso pase, tienes que despertar.
Sonrió, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla. Su mano aun aferrada a la de Arturo.
-Despierta, por favor...
Epilogo
Magui no quiso estar en el momento en que desconectaran a Arturo. No estaba segura de estar preparada para eso.
Prefirió quedarse en casa, a pesar que Jorge insistió en estar a su lado. Estaba tumbada en su cama, pensando en nada. Llevaba alrededor de dos horas en esa misma posición.
Tal vez era por costumbre o quizás porque sabía que ya no volvería a escucharlo, agarró su celular y en automático buscó la marcación rápida.
-Hola, Magui – tal vez era su imaginación, quizás su cerebro estaba jugándole una broma demasiado pesada, pero estaba 100% segura que esa era la voz de Arturo y no el buzón de voz – gracias por cumplir tu promesa.

-Te prometo que cuando te vuelva a marcar, dejaré que termines de saludar.

Magui se sentó rápidamente.
-¿Arturo?
-El mismo... más o menos... – sonrió perezosamente – hace menos de tres horas desperté de un coma… o algo así me ha dicho mi madre.
-Tuviste un accidente – apenas pudo confesar. Su corazón latía con demasiada fuerza.
-Soy un flojo... me estoy quedando dormido... otra vez...
-Entonces, te dejo dormir.
-No, no lo hagas... quédate conmigo hasta dormirme...
-¿Prometes despertar?
-Lo prometo – Magui lo escucho bostezar.
-¿Arturo...?
-¿Umh...?
-No te odio.
-Lo sé.... ya me lo dijiste...
Magui sonrió de lado.
-¿Arturo...?
-¿mmm...?
-Te quiero...
El muchacho no respondió, Magui supuso que se había quedado dormido. Pero no importaba, le prometió despertar y Magui quería ser la primera persona que viera al hacerlo, así que se dirigió hacia el hospital.
Su celular vibró dentro de su bolsillo.
-Dig...
-¡Magui...! ¡Arturo despertó! ¡Tienes que venir ahora mismo!
Jorge colgó, Magui frunció el ceño.
Su celular volvió a vibrar.
-Ho…
-¡Eres una idiota, Magui! – Luis colgó.
Magui alzó una ceja. El karma comenzaba a cobrarle cada una de las llamadas que hizo a Arturo. No le importó.
En su rostro había una enorme sonrisa y un brillo especial en sus ojos mientras caminaba hacia el hospital para ver a Arturo.


FIN
Agosto 2019




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