sábado, 14 de septiembre de 2019

Odio esa chaqueta

One-shot



Odio esa chaqueta




Bajó rápidamente de su jeep, corrió hasta la casa abandonada en donde lo estaría esperando él. Ese muchacho de apariencia normal, pero Saúl sabía perfectamente quién era Dante Hernández, un chico obsesionado con la puntualidad. Y seguramente estaría enojado con él por su retraso de quince minutos. El menor no tenía la culpa que a última hora su padre lo hubiera sometido a un interrogatorio.
-Ya estoy aquí – le anunció a Dante, quien estaba de espaldas.
-Llegas tarde – dejó salir secamente.
Dante se giró para apreciarlo mejor.
-Lo sé, yo solo… - Saúl frunció el ceño al ver a Dante más serio de lo normal.
-Odio esa chaqueta – dejó salir.
Saúl alzó las cejas, sorprendido.
-A mí me gusta, es de marca, de hecho es mi favorita, ¿sabes por qué es mi favorita, Dante? – el aludido rodó los ojos, no necesitaba escuchar lo que le diría Saúl porque sabía esa historia. La historia de cómo fue que ese chico terminó con esa chaqueta en su poder – porque es un regalo de la chica que amo, de la que en unos tres meses, aproximadamente, será al fin mi novia, de esa chica que…
-Es hora de irnos – acortó Dante, arrastrándolo del brazo para llevarlo de regreso al jeep.
-¡Aún no termino de contar la historia! – Reclamó el menor – aún no llego a la mejor parte, la parte más importante de toda esta historia, en donde digo el nombre de…
-¿Tu novia imaginaria? ¿Tu amor imposible?
Saúl se soltó del agarre.
-¿Sabes Dante? Si te conociera lo suficiente diría que estás celoso – movió las cejas coquetamente.
El moreno entrecerró los ojos, asesinándolo con la mirada. Saúl no podía darse cuenta que efectivamente él estaba celoso.
-Sube al jeep – le ordenó.
-No me puedes ordenar que suba a mi propio jeep, es más no creo que… - dejó de quejarse. En ocasiones, sino es que en todas, cuando Dante lo miraba de esa manera, temía por su propia vida. Subió al jeep.
Cinco minutos después, ambos se dirigían hacia la comisaria a rescatar a Ismael, esa mañana había sido detenido por el padre de Saúl, por estar haciendo escándalo en la vía pública.
-Insisto en que estás celoso – volvió al ataque Saúl - ¿y sabes qué? No te culpo. Yo también estuviera celoso de ti si tuvieras una chaqueta de marca reconocida.
Dante abrió la boca para reclamarle, pero decidió no decir nada. Si eso pensaba Saúl de él, mejor dejarlo así a que descubriera lo otro.
-Sobre todo si la que te la regaló fue esa chica de cabello color fresa, llamada Lydia.
Lo había dicho. Saúl había nombrado a la innombrable… o al menos para él lo era. Lydia, Lydia, Lydia. Era lo único de lo que hablaba Saúl y Dante comenzaba a molestarle, ¿Que no podía ver más allá de sus narices y saber que hay más personas en el mundo aparte de ella?
-Se me ve bien, ¿cierto? – Saúl lo vio expectante.
-No responderé a eso – fue su elocuente respuesta.
¡Por supuesto que se veía bien! ¡Estupendo! Se veía irresistible, lindo. Pero Dante no lo admitiría. Siempre que lo veía con esa chaqueta entraba en una encrucijada. La odiaba y la quería ver destrozada, pero se veía tan bien puesta en él…
-Dime, ¿Por qué odias esta chaqueta? – Saúl lo miró fijamente, esperando una respuesta. Dante siempre se comportaba extraño cuando la traía puesta – es bonita y además es un regalo de Lydia, el único de hecho… – le sonrió, esa sonrisa que a Dante le encanta.
El menor se dio por vencido a esperar la respuesta de Dante, así que salió del jeep.
-Y ese es precisamente el motivo del por qué odio esa chaqueta a pesar que me gustas con ella puesta – murmuró Dante mientras veía a Saúl entrar sigilosamente a la comisaria – Te la regaló ella.
El moreno suspiró mientras bajaba del jeep.
-Tienes razón, Saúl. Estoy celoso, pero no de las razones que tú crees.

FIN
Agosto 2019



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