One-shot
Odio esa chaqueta
Bajó
rápidamente de su jeep, corrió hasta la casa abandonada en donde lo estaría
esperando él. Ese muchacho de apariencia normal, pero Saúl sabía perfectamente
quién era Dante Hernández, un chico obsesionado con la puntualidad. Y
seguramente estaría enojado con él por su retraso de quince minutos. El menor
no tenía la culpa que a última hora su padre lo hubiera sometido a un
interrogatorio.
-Ya
estoy aquí – le anunció a Dante, quien estaba de espaldas.
-Llegas
tarde – dejó salir secamente.
Dante
se giró para apreciarlo mejor.
-Lo
sé, yo solo… - Saúl frunció el ceño al ver a Dante más serio de lo normal.
-Odio
esa chaqueta – dejó salir.
Saúl
alzó las cejas, sorprendido.
-A
mí me gusta, es de marca, de hecho es mi favorita, ¿sabes por qué es mi
favorita, Dante? – el aludido rodó los ojos, no necesitaba escuchar lo que le
diría Saúl porque sabía esa historia. La historia de cómo fue que ese chico
terminó con esa chaqueta en su poder – porque es un regalo de la chica que amo,
de la que en unos tres meses, aproximadamente, será al fin mi novia, de esa
chica que…
-Es
hora de irnos – acortó Dante, arrastrándolo del brazo para llevarlo de regreso
al jeep.
-¡Aún
no termino de contar la historia! – Reclamó el menor – aún no llego a la mejor
parte, la parte más importante de toda esta historia, en donde digo el nombre
de…
-¿Tu
novia imaginaria? ¿Tu amor imposible?
Saúl
se soltó del agarre.
-¿Sabes
Dante? Si te conociera lo suficiente diría que estás celoso – movió las cejas
coquetamente.
El
moreno entrecerró los ojos, asesinándolo con la mirada. Saúl no podía darse
cuenta que efectivamente él estaba celoso.
-Sube
al jeep – le ordenó.
-No
me puedes ordenar que suba a mi propio jeep, es más no creo que… - dejó de
quejarse. En ocasiones, sino es que en todas, cuando Dante lo miraba de esa
manera, temía por su propia vida. Subió al jeep.
Cinco
minutos después, ambos se dirigían hacia la comisaria a rescatar a Ismael, esa
mañana había sido detenido por el padre de Saúl, por estar haciendo escándalo
en la vía pública.
-Insisto
en que estás celoso – volvió al ataque Saúl - ¿y sabes qué? No te culpo. Yo
también estuviera celoso de ti si tuvieras una chaqueta de marca reconocida.
Dante
abrió la boca para reclamarle, pero decidió no decir nada. Si eso pensaba Saúl
de él, mejor dejarlo así a que descubriera lo otro.
-Sobre
todo si la que te la regaló fue esa chica de cabello color fresa, llamada
Lydia.
Lo
había dicho. Saúl había nombrado a la innombrable… o al menos para él lo era.
Lydia, Lydia, Lydia. Era lo único de lo que hablaba Saúl y Dante comenzaba a
molestarle, ¿Que no podía ver más allá de sus narices y saber que hay más
personas en el mundo aparte de ella?
-Se
me ve bien, ¿cierto? – Saúl lo vio expectante.
-No
responderé a eso – fue su elocuente respuesta.
¡Por
supuesto que se veía bien! ¡Estupendo! Se veía irresistible, lindo. Pero Dante no lo admitiría.
Siempre que lo veía con esa chaqueta entraba en una encrucijada. La odiaba y la
quería ver destrozada, pero se veía tan bien puesta en él…
-Dime,
¿Por qué odias esta chaqueta? – Saúl lo miró fijamente, esperando una
respuesta. Dante siempre se comportaba extraño cuando la traía puesta – es bonita
y además es un regalo de Lydia, el único de hecho… – le sonrió, esa sonrisa que
a Dante le encanta.
El
menor se dio por vencido a esperar la respuesta de Dante, así que salió del
jeep.
-Y
ese es precisamente el motivo del por qué odio esa chaqueta a pesar que me
gustas con ella puesta – murmuró Dante mientras veía a Saúl entrar
sigilosamente a la comisaria – Te la regaló ella.
El
moreno suspiró mientras bajaba del jeep.
-Tienes
razón, Saúl. Estoy celoso, pero no de las razones que tú crees.
FIN
Agosto 2019
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