Los cinco elementos
Capitulo Cuatro:
Capturado
Ni siquiera habían llegado al postre cuando Harry y Ron, habían sido
llamados de urgencia por su jefe, pues les habían notificado de un ataque donde
estaban involucrados los Mortífagos prófugos, los dos ex Gryffindor ni siquiera lo pensaron dos veces, se
lanzaron al lugar de los hechos.
Estaban llegando al famoso pub “El cadáver” cuando vieron a un exaltado dueño quejándose
con un Terry Boot que ya no tardaría en decirle unas cuantas ‘verdades’ a ese
señor.
-Yo me encargo – le dijo Harry y su amante parecía en verdad agradecido
de haber sido relevado del asunto. El chico-que-vivió se dirigió al dueño del
Pub - ¿Qué ocurrió?
-Mortífagos, eso es lo que sucedió, cuatro Mortífagos entraron a mi
negocio y lo destruyeron ¿Qué no ve?
-¿Pero por qué cuatro Mortífagos se interesarían en destruir su negocio?
¿Le pidieron algo a cambio? – interrogó ahora Ron.
-¡¿Qué?! ¡No, por supuesto que no! Esos mal nacidos, estaban detrás de
un niño.
-¿Niño? ¿Qué niño? – preguntó Harry confundido.
-No lo sé, pero ‘esa’ chica del ministerio lo protegió. Lástima que uno
de los Mortífagos de todas formas se la haya llevado – aunque el señor no
parecía ‘preocupado’ por el destino de la castaña.
-¿Chica? ¿Cual chica? – ahora preguntó el pelirrojo perplejo.
-La que vino a reclamarme por los elfos doméstico, pero yo no los trato
mal, es decir…
-¿Hermione? Y dice que se la llevó un mortífago? – interrogó Harry,
cayendo en cuenta que la ‘chica’ de la que hablaba el dueño del pub, se trataba
de su amiga.
-Sí, a ella y al niño, todos iban detrás del niño – dijo desesperado el
hombre, pues creía que aquellos aurores le estaban tomando el pelo, con tantas
preguntas sin sentido o repetidas.
-Y ¿quién era el niño?
-No lo sé ¿me ve cara de niñera? Además no sé si deba decírselo, a lo
mejor los Mortífagos regresan y me matan por haberles dado esa información – lo
decía como no queriendo la cosa, después de todo un poco de protección en esos
tiempos no le caía mal a nadie.
-No se preocupe, estará bajo protección – aseguró el chico ojiverde.
-Espero y ¿qué pasará con mi negocio?
Está destruido – se quejaba el dueño del pub.
-Quédese con mi compañero – le dijo señalándole a Ron – él tomará su declaración y los datos para ver
cómo arreglar el asunto de su negocio.
-Bien.
-Pero antes, supo identificar qué mortífago fue el que se llevó a la
‘chica’ del ministerio.
-No, pero su rostro me era familiar, era un chico rubio, creo que era
uno de los Malfoy.
-¿Malfoy? – se preguntaron entre sí ambos chicos, mientras se miraban
fijamente. Harry se centró en sus pensamientos ¿Malfoy con los Mortífagos? ¿No
se supone que el rubio se había pasado al bando de la luz en el último momento
junto con sus padres?
Pero al parecer no y si el muy maldito le hizo algo a su amiga Hermione
y al niño, se las pagaría y con creces cada uno de lo rasguños, hechizos o ve
tu a saber lo que utilizaría en ellos.
*****
-¿Dónde está mi papi? – le había
preguntado el pequeñito a la castaña, la chica dejó salir un profundo suspiro y
se agachó hasta estar a la altura del niño.
-Seguramente no tarda en llegar – lo tranquilizaba.
-¿De verdad? – preguntó esperanzado Scorpius.
-Sí – le decía la castaña, mientras le limpiaba unas lagrimitas recién
salidas, pero ‘eso’ no era suficiente
para el pequeñito – ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? – le preguntó la chica al
ver que el niño estaba más triste que al principio.
-No – finalmente contestó, Hermione observó cómo se tallaba sus ojitos.
-¿Tienes sueño? – El pequeñito asintió – Pues vamos a dormir – le dijo
animadamente la chica.
-¿Y si los hombres malos vienen? – preguntó asustado el de ojitos
platas.
-No, ya verás que no – le volvió a tranquilar la ex Gryffindor.
-¿Y mi papi? – insistió nuevamente.
-Yo te despierto cuando llegue ¿sí?
-Sí, Her… Herm…
-Hermione, pero puedes decirme Hermy
¿Qué te parece? – el niñito asintió sonriente.
-Hermy, tengo hambre…
La chica frunció el ceño ¿Cómo era posible que Malfoy matara a su hijo de hambre? Y sobre todo
¡arriesgarlo a semejante peligro! Y ¿dónde demonios estaba? ¿Por qué no
llegaba? Como sea, suspiró con resignación y dirigiéndose al menor le dijo:
-¡Pues vamos a comer! ¿Donde está la cocina?
-¡Acá! – Scorpius la tomó de la mano y la condujo a la cocina, que era
el cuarto de enseguida.
La chica le preparó algo de comida y vio al menor comer animadamente,
después de comer lo acostó en la cama donde casi instantáneamente, el
pequeñito, se quedó dormido.
Suspiró resignadamente.
“Más te vale que regreses
pronto Malfoy o tu hijo se morirá de preocupación”.
*****
-¡Crucio! – gritaban uno tras
otros los Mortífagos hacia Draco, el chico solo soportaba el dolor ya sin
siquiera lanzar un gemido o grito de inconformidad, pues casi no tenía
suficiente fuerza para eso, ni siquiera se dio cuenta cuando finalmente cedió
el dolor.
Se sentía tan débil, tan cansado, pero pronto la imagen de su hijo se le
vino a la mente.
“Scorpius”
No permitiría que el maldito de Voldemort se hiciera de él, por supuesto
que no, además siendo sinceros, si algo le sucediera a él ¿Qué pasaría con su
hijo? ¿La sangre sucia lo cuidaría? No, por supuesto que no, aunque minutos
atrás se lo hubiera demostrado, aunque claro ella no sabía que era su hijo,
pero ahora que ya sabía ¿aun así lo cuidaría? ¿Por qué demonios aun seguía
pensando en eso, en morir? Si tenía algo por lo qué luchar, ya había perdido a
su esposa… no perdería ahora a su hijo, además aun tenía que buscar al maldito
de Potter para buscar el lugar seguro, ya si le pasaba algo después, ya habría
alguien que cuidaría de su hijo, sí, por supuesto que sí.
El rubio se levantó trabajosamente, pero para cuando lo hizo
Morseferth ya estaba frente a él, el
cual le dio un golpe en el rostro que lo hizo caer nuevamente.
- McKinnons, dame la Veritaserum – le ordenó malicioso.
McKinnons le acercó el frasco que contenía la sustancia, mientras que
Rowle levantaba al rubio, McKinnons lo ayudó después de entregar el frasco a
Morseferth, una vez de rodillas el rubio, el que lideraba al grupo, agarró de
los cabellos al rubio, produciéndole más dolor al ex Slytherin, haciendo que
abriera la boca automáticamente y aprovechando eso le acercó el frasco,
mientras le decía:
-Ahora sí Malfoy ¿nos vas a decir a dónde demonios mandaste a tu hijo? –
preguntó amenazante Morseferth.
-¡Illuminate! – se escuchó a
lo lejos, dejando a todos cegados en el callejón.
-¡No otra vez! – se quejó Morseferth cuando perdió la visión por segunda
ocasión ese día.
*****
Un chico alto, de piel morena, complexión delgada y de grandes ojos
color miel se ‘apareció’ a las
orillas de un bosque, donde había una pequeña cabaña, donde años atrás la había
construido a escondida de todos.
Entró e inmediatamente se sacó la túnica color negro, que lo
caracterizaba como mortífago y la aventó lo más lejos que pudo; se dejó caer en
la cama y se echó de espaldas hacia atrás, comenzó a masajearse las sienes con
ambas manos.
“Más te vale que estés
vivo Draco… por algo te envié a Granger para que te ayudara”
Pensó el chico mientras suspiraba de impotencia… ¿Por qué demonios le
tuvo que ocurrir a él? ¿Por qué el maldito de Voldemort se enteró de ‘ese’
secreto que con tanto esfuerzo le había ocultado años atrás? Solo sospechaba de
dos personas: Malfoy y Nott, pues ambos chicos lo sabían… pero tampoco se
permitiría el lujo de dudar de ellos… porque entonces ¿en quién confiaría?
Además… tampoco era que fuera un gran secreto, pues su familia era reconocida
por eso… por representar orgullosamente el elemento de la Tierra…
“Blaise, piensa bien lo
que vas a hacer de ahora en adelante, de tus acciones depende no solo tu vida,
sino de muchas más personas, sobre todo la de Pansy y la de ella”.
*****
Hermione solo contemplaba al pequeño rubio mientras que éste dormía
aplaciblemente. Ahora que lo observaba bien, el pequeño era el mismo retrato
del Malfoy que conocía, misma facciones, mismo color de ojos, mismo color de
cabello, hasta los mismos gestos, solo que a diferencia de la versión mayor,
Scorpius era un ángel. Sí un pequeñito con inocencia pura, se preguntó de
pronto si el Malfoy que ella conocía, en algún tiempo también tuvo “eso” pero luego recordó todo lo que
pasó en el colegio y dudó mucho que eso
hubiera sido posible.
Comenzó a recapitular lo ocurrido, los tres Mortífagos al parecer iban
por el hijo de él, es decir, por Scorpius… pero ¿Por qué lo querían? ¿Para qué? ¿Por qué él?
Seguramente era para algo malo, pues entonces Malfoy no habría puesto
resistencia, no, por supuesto que no.
Observó detenidamente al pequeño y una pregunta comenzó a resonarle en
la cabeza ¿Quién era la madre de ese pequeñito?
¿Dónde estaba? Y ¿Qué pasó con Lucius y Narcisa? No era que le importaba
el bienestar de aquellas personas pero, sacó un gruñido.
-“¡¿Dónde demonios estas Draco
Malfoy?!” – Pues sinceramente ya se estaba cansando de hacer preguntas y
que nadie se las respondiera – “cuando te
tenga frente a mí, conocerás quién es Hermione Granger”
*****
-¡Allá! – Señaló Harry mientras
le hablaba a los aurores del primer grupo, que era liderado por Terry Boot – acaban de hacer magia por allá, ¡vayan!
Suerte y atrapamos de una vez a los malditos Mortífagos! – Y señalando a los
del segundo grupo, a los cuales él lideraba
– ustedes síganme, iremos por el otro lado, los rodearemos, esta vez, no
se saldrán con la suya — “Sobre todo a
Malfoy” los aurores le siguieron.
El lugar estaba todo iluminado, Draco hizo un esfuerzo por salir del
lugar, lamentablemente el hechizo le dio de lleno también así que estaba cegado
momentáneamente, el terror lo invadió cuando alguien lo tomó del brazo y lo
jalaba, puso resistencia hasta el momento que su captor le habló:
-Soy yo Draco, Theo, ¡Accio
varita de Draco!
-¡¿Theo?! – preguntó dudoso, pues no le cabía en la cabeza cómo fue que
el chico hubiera llegado al lugar si nunca llegó a su cita en el pub.
-Sí, vamos, ¡tenemos que irnos los aurores vienen para acá!
-¡Qué!
-¿Dónde está Scorpius? – preguntó de repente al no ver al hijo de su
amigo junto con él y temiendo en lo peor, pues los planes que había escuchado
minutos atrás que tenían aquellos Mortífagos contra el pequeño no parecían ser muy
buenos.
-En el refugio – le confesó el rubio al tener nuevamente la visión y al
reconocer a su amigo, pero no fue el único en recuperarla, también los
Mortífagos lo habían hecho.
-¡Vaya! Así que, Nott también se suma a la lista de los traidores, el
Señor Oscuro estará muy contento – dijo maquiavélicamente Morseferth llamando
la atención de los chicos.
El castaño ayudó a Draco a incorporarse y dispuesto a contra-atacar a
los Mortífagos.
- Morseferth – llamó McKinnons – el chico Nott tiene razón, los aurores
no tardaran en llegar, ‘el viento’ me
dice que estarán en menos de cinco minutos.
-¡Pues entonces larguémonos de aquí! – apremió Francis Morseferth y
dirigiéndose a Draco - ¡tú! Disfruta mientras puedas a tu hijo, muy pronto nos
veremos y te lo quitaremos frente a tus narices – los tres Mortífagos les
enviaron una sonrisa tétrica a ambos chicos.
-Draco es hora de irnos, los aurores…
– presionaba Nott al ver que su amigo rubio se había quedado estático
viendo el lugar donde se habían ‘desaparecido’ los tres aurores.
-Bien – le respondió a su amigo, aunque no estaba muy convencido el
chico aún, pues todo lo ocurrido últimamente se le hacía muy sospechoso, pero
ya encontraría tiempo para sacar sus conclusiones y atar cabos pues se podían
escuchar levemente los pasos apresurados de los aurores del otro lado del
callejón - ¡tú primero! – le ordenó al chico de ojos azules y éste enseguida se
‘desapareció’.
“Bien los aurores ya
vienen, así que, solo tengo que esperar
al idiota de Potter y pedirle ayuda”.
Pensó el chico, esos eran sus planes más sin embargo, éstos se fueron
abajo cuando vio en primera fila a un chico, sí moreno y de ojos verdes, pero
no era Potter, era Terry Boot.
-¡Allá! ¡Vamos éste no se nos escapará! – decía el ex Ravenclaw con
cierto rencor en su voz al reconocer a Malfoy.
“Maldición ¡¿dónde
demonios esta Potter?!”
Pero no tenía tiempo de averiguarlo, cerró sus ojos con fuerzas,
centrándose en una sola palabra: El Refugio.
Pero al abrirlos, se encontraba en el mismo lugar de hace minutos atrás.
-¡No! – Gritó con desesperación – maldición magia, ahora ¡NO! – pero
pareciera que su magia se hubiera evaporado por causa de los crucios recién lanzados.
-No te muevas, MALFOY – le
ordenó un triunfante Boot, mientras que él y su grupo apuntaban al rubio, el
cual resignado alzó sus manos en son de ‘derrota’.
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