sábado, 29 de septiembre de 2012

Capitulo Catorce: Planes

Los cinco elementos.



Capitulo Catorce:

Planes




-Yo poseo ese don. Yo domino el Elemento del Fuego – dejó salir Terry, sorprendiendo a todos.
-¿Qué?
-¿Cuándo pensabas decírnoslo Terry? – preguntó Harry con cierto resentimiento.
-Harry, eso lo dejaremos para después – se adelantó Hermione – por lo pronto nos ocuparemos de contactar a Zabini,  rescatar a Nott y proteger a Scorpius.
-De acuerdo – gruñó el chico-que-vivió – Neville, Luna y Ron – comenzó a repartir tareas – ustedes investigaran sobre el hechizo de Los Cinco Elementos, investiguen las características y las habilidades de cada persona que posee el don, será sencillo porque la mayoría de ellos están aquí, pero también es necesario saber qué dicen los libros. Terry y Hermione ustedes investigaran sobre patrones de las circunstancias para realizar el hechizo. Mientras que Malfoy  y yo iremos a buscar a Zabini.
-Pero…
-Sin peros Malfoy, no dejaré que vayas solo, hay tres Mortífagos tras de ti y no le daremos ventajas – el rubio simplemente se quedó sorprendido – y…
-Antes que continúes dando órdenes Potter – interrumpió Draco – preferiría que Scorpius no salga de este lugar.
-A eso iba Malfoy, nos estaremos turnando para hacer guardia en este lugar. Si tú estás de acuerdo Hermione.
-Por supuesto – afirmó segura la chica.
-De acuerdo, ¿podrías hacernos el favor de hacernos un cronograma para organizarnos mejor? – Le pidió el ojiverde.
-Sí, solo necesitaré sus horarios.
-Bien.
-Yo me ofrezco hacer la primera guardia – habló Terry, nadie se sorprendió por su pedido.
-De acuerdo – sonrió Harry – mañana iniciarás a primera hora.
Los próximos minutos, los chicos comenzaron hacer sus horarios para dárselos a Hermione, mientras  que ésta iba por Scorpius a la Madriguera. Cinco minutos después, en el departamento solo estaban Hermione, Terry, Draco y el pequeño Scorpius.
-Tenemos que hablar – le dijo con voz seria Terry a su novia,  la cual solo asintió y se dirigieron ambos hacia el cuarto.
Por su parte, Draco se hizo el desentendido, cogiendo a Scorpius en sus brazos y dirigiéndose a su propio cuarto. En cuanto llegó a la habitación había una lechuza en la ventana, el rubio enarcó una ceja. Se acercó a ésta, la cual le extendió la pata para mostrarle un pedazo de pergamino.
El rubio extendió el pergamino, entornó los ojos al reconocer la letra de Blaise.
Es importante reunirnos en el mismo lugar a la misma hora.
B.Z.

-Perfecto – exclamó Draco.
-¡Papi, mira! – le llamó su hijo desde arriba de la cama señalando a la pared su propia sombra, que en lugar de imitar su postura, le saludaba… ¿le saludaba?

*****

Sentía la garganta reseca, sus parpados parecían ser de plomo porque no podía siquiera despegarlos, intentó también el incorporarse pero fue en vano, todo su cuerpo le dolía, quizás aún era por los efectos de la Cruciatus (1), aunque sinceramente ya ni recordaba cuanto tiempo había transcurrido desde ese entonces.
Intentó nuevamente abrir sus ojos, esta vez tuvo un poco más de suerte, sin embargo éstos se volvieron a cerrar, solo pudo captar una imagen borrosa frente a él. 
“Maldición”  - Pensó Theodore al verse en esas circunstancias.
¡Tenía que hacer algo! Si continuaba así, dudaba mucho que saliera vivo, incluso el hecho de que aún fuera consciente de sí mismo en esos momentos era una gran suerte, sin embargo con McKinnons rondándolo no podía estar tentado a su suerte.
-¿Aún vives? – escuchó la voz burlona del Mortífago en cuestión muy cerca de él. Theo se hizo el dormido, aunque no se esforzó mucho, es decir, solo tenía que quedarse como estaba – no por mucho… claro – se escuchó una risa burlona.
McKinnons se acercó a Theo, lo observó de un lado a otro, se acuclilló para estar  más cerca de él.
-¡Despierta! – le ordenó a la vez que lo alzaba por los cabellos de manera brusca. El ex Slytherin solo gruñó ante la acción. El Mortífago lo soltó, mientras sonreía maliciosamente.
Destapó el pequeño frasco que contenía la poción para dormir, solo bastaba con dos gotas para hacer dormir a cualquier persona en un periodo cerca de doce horas, si se le aplicaba a la persona más de dos gotas corría el riesgo de que la persona sufriera serios problemas, el mejor de los casos: caer en un estado catatónico, en el peor: la muerte, que para el caso era casi lo mismo, sino es que es lo mismo.
McKinnons se posicionó encima de Theo, lo tomó de la cara y con la ayuda de su mano abrió la boca del chico. Por otro lado a Theo no le agradó en lo más mínimo cómo lo veía aquel sujeto, pero no podía hacer nada, no tenía fuerzas suficientes para oponerse contra aquel sujeto, el cual le posicionó el frasco en la punta de sus labios.
-¡Trágalo! – Ordenó el Mortífago, empinando el frasco en la boca del chico y obligándolo así a tragar el liquido, sin embargo Theo hacia lo posible para no hacerlo - ¡Que lo tragues! – Gritó McKinnons tapándole la nariz con la otra mano - ¡Maldito traidor, traga! – rezongaba el mortífago, pero sin desistir en su objetivo.
Solo fue cuestión de segundos para lograr su objetivo. Theodore Nott dormiría por un buen rato. Sonrío de lado.

*****

Terry besaba apasionadamente a su novia, en verdad la había extrañado, habían estado separados por mucho tiempo y por fin estaban juntos nuevamente.
-Te amo – le murmuró el chico una vez separados, mientras le apartaba un mechón de su cabello.
-Y yo a ti – coincidió la castaña, mientras lo veía directamente a los ojos.
Ambos se sentaron en la orilla de la cama, se miraban fijamente el uno hacia el otro sin siquiera decir palabra alguna, solo les bastaba mirarse para entenderse.
-Gracias por no hacerme una escena con lo del asunto de Malfoy – dejo salir la chica después de un rato – Harry y Ron no lo entendieron.
-Ellos no son yo – respondió el chico – además… confío en ti – le dio un casto beso en los labios – y dentro de muy poco serás mi esposa – otro beso.
-Tu esposa… – a la chica se le iluminaron los ojos.
Como toda niña, Hermione no había sido la excepción de ‘soñar’ con ese príncipe azul desde pequeña. Ahora ya siendo mayor y con su príncipe a su lado, solo anhelaba que el día de la boda llegara.

*****

Draco parpadeó un par de veces más, sin embargo lo que veía era la realidad, su hijo Scorpius podía desprenderse de su sombra.
-Scorpius – le llamó - ¿cómo hiciste eso? – era verdad que estaba al tanto de los poderes de su hijo, sin embargo, eso era algo nuevo.
-Fácil, papi – le decía Scorpius – mira, sombra: baila – le ordenó y la sombra del pequeño Scorpius comenzó a bailar al son de una música imaginaria.
Draco seguía intrigado ante lo que veía. Se acercó a su hijo lentamente, lo tomó en brazos.
-Escúchame bien Scorpius – le hablaba seriamente. El pequeño lo escuchaba atentamente - ¿Recuerdas lo que te dije sobre tus poderes?
-No debo usarlos frente a gente extrañas, porque se lo pueden decir a los señores que tienen máscaras – recitó el pequeño.
-Así es. Nadie tiene que saberlo, al menos todavía no.
-¿Hermy sí puede, papi?
-¿Confías en ella?
-Sí – dijo alegremente el pequeño – ella es roja, papi ¿no la ves roja? – Draco negó con la cabeza.
-Yo no veo los colores – le confesó a su hijo.
-¿Por qué? – preguntó  confundido Scorpius.
-Porque… porque ¡Mira la hora que es! – Soltó de pronto el rubio cambiando el tema – Tic-Tac marca la hora de la cena.
Ambos rubios se levantaron de la cama, Scorpius llamó nuevamente a su sombra, la cual se adhirió rápidamente a su cuerpo, y salieron directo a la cocina. Draco estaba preocupado por el poder de Scorpius, sin duda su hijo cada vez se hacía más poderoso y eso cada vez por desgracia lo ponía más en la mira de Voldemort.

*****

El día siguiente fue parecido a los días anteriores, a excepción de que Boot ahora rondaba por los alrededores. A Draco le pareció ridícula la actitud del chico Ravenclaw hacia con Granger, todo el tiempo encima de ella, no se le despegaba ni un momento. El rubio pensó que el chico temía más, que algo le pasara a la chica que a su hijo, al cual se supone debía de proteger.
Aunque muy en el fondo lo entendía, él mismo hubiera actuado de la misma manera, si en su tiempo hubiera encontrado a su Astry encima de alguien más. Pero eso no significaba que pudiera soportar tanto ‘amor’ alrededor suyo. Odiaba la idea que las demás personas eran felices, cuando él no lo era. Sonaba egoísta o infantil, pero él así lo veía. Él había sacrificado mucho en la guerra, había perdido más después de ésta, incluso en esos momentos seguía haciendo sacrificios  para mantener a salvo a su hijo. Y aún así, la vida no parecía darle tregua alguna.
El rubio dejó de prestar atención a la parejita recién encontrada. Se dio cuenta que el estarse auto compadeciendo o derrochando envidia no lo llevaría a nada, lo sabía por experiencia propia, así que el resto de la tarde se encerró con su hijo en el cuarto, explicándole la diferencias de sus habilidades y después jugando con él.

*****

Mientras Scorpius jugaba con los tenedores, en la mesa, Draco le preparaba el desayuno. Ambos rubios, como era costumbre, se habían levantado a las ocho y se habían dirigido a la cocina para desayunar. Ese día el rubio junto con Harry se reunirían con Blaise.
-Buenos días – la voz de Ron se escuchó en toda la cocina. Ese día a él le tocaba hacer guardia.
El rubio estaba un poco aturdido, pues jamás se imaginó que estaría con aquel pelirrojo en el mismo lugar y saludándose como buenos amigos.
-Bueno días — murmuró el rubio, mientras le alcanzaba a Scorpius su desayuno.
-Papi ¿hoy va a venir Teddy? – le preguntó el pequeño rubio, mientras saboreaba su porción de sopa.
-No lo sé, Scorpius.
-¿Hermione ya se ha ido al ministerio? – preguntó extrañado el pelirrojo, ya que la castaña le había dicho que se iría cuando él llegara a hacer la guardia.
-Es obvio ¿no? – dejó salir Draco un poco irritado. El pelirrojo enarcó una ceja.
Se sumieron en un silencio, demasiado, incomodo. Ron se sentó dispuesto a ponerse a desayunar, aunque solo optó por  un poco de jugo.
-Así que, van a encontrarse con… Zabini — comenzó el pelirrojo con la intensión de hacer algo más que solo estar en ese incomodo silencio.
-Esa es la idea, pero si Potter no aparece en cinco minutos por esa puerta, iré solo – gruñó Draco.
El rubio estaba comenzando a desesperarse, tenía muchas cosas qué hacer y al parecer al idiota de Potter no le interesaba mucho el asunto ya que se les estaba haciendo demasiado tarde.
-¿Saben en dónde encontrarlo? – quiso saber el pelirrojo.
-Algo así – dejó salir Draco – Scorpius, no tires el brócoli – le advirtió a su hijo, el cual se hizo el desentendido.
-Buenos días – la voz de Harry los interrumpió – perdón por el retraso, James no me dejaba venir ¡Ah! Ya estás aquí – dejó salir sorprendido Harry, viendo a su amigo pelirrojo – perfecto. En cinco minutos nos vamos, Malfoy.

*****

Se plantó frente al pub ‘El Cadáver’, lo observó detenidamente de arriba abajo, al parecer el establecimiento había sufrido algunos estragos consecuencia de una batalla, de la cual, Blaise sabía  perfectamente. Sí, lo sabía, porque él había dado cierta información de su amigo Draco a los Mortífagos, él era el único responsable. Y a pesar de haberle mandado ayuda (una carta dirigida a Granger sobre unos elfos domésticos) eso no le aligeraba el peso de la culpa, ya que a ésta se le sumaba las torturas hacia su otro amigo, Theodore.
Suspiró larga y pausadamente, al parecer el peso de su culpa iría en aumento, ya que estaba ahí para, nuevamente, traicionar a Draco ¿pero qué más podía hacer? Su esposa Pansy y Theo estaban en peligro.
Entró al establecimiento y se dirigió al mismo lugar de siempre, aquel cuarto que estaba en la esquina. Comenzó a ponerse nervioso cuando se percató que Draco ya se encontraba ahí, pero lo que más le inquietó al moreno, fue que el rubio tenia compañía y no cualquiercompañía. Junto a Draco se encontraba, Harry Potter.
Blaise sabía, que su amigo había considerado pedirle ayuda a Potter, sin embargo, siempre había dudado que el chico le ayudaría, pero al parecer se había equivocado.  Sus planes se habían complicado. Tenía que buscar la manera de alejar a Potter de Draco.


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