Los cinco elementos.
Capitulo Cuatro:
El refugio
-¡No! – gritó el encargado de la misión, el cual Draco lo identificó como Morseferth, cuando descubrió que su objetivo ya no estaba más en el callejón - ¡Maldito traidor!
Draco fue rodeado por los tres Mortífagos, calculaba sus pasos y los veía detenidamente, sabía de antemano que esa lucha la tenía perdida.
-¡A dónde diablos se fueron! – exigió un segundo mortífago el cual el ex Slytherin reconoció como McKinnons.
-¿Y piensas que te lo diré? – le dijo el rubio siseante.
-Vamos Malfoy, tarde o temprano el Señor Oscuro se hará de tu hijo – ahora habló el tercer Mortífago, Rowle.
-Eso, si yo lo permito.
-Eso es fácil, ¿qué harás cuando te hagamos el Avada? ¿Cómo defenderás al mocoso? – interrogó Morseferth malicioso.
-Tarde o temprano lo haremos, llegaremos a él y tú no podrás impedirlo – aseguró McKinnons.
-Eso lo veremos – les retó Draco.
-¡Expulso! – lazó el tercer mortífago y Draco fue lanzado, quiso contra-atacar, pero Morseferth se le adelantó con un ‘Expeliarmus’ y la varita del rubio salió disparada al otro lado del pasillo, donde McKinnons la tomó entre sus manos.
-¡Crucio! – lanzó con placer Morseferth y el rubio pronto comenzó a retorcerse de dolor.
*****
Ni siquiera habían llegado al postre cuando Harry y Ron habían sido llamados de urgencia por su jefe, les habían notificado de un ataque donde estaban involucrados los Mortífagos prófugos, los dos ex Gryffindor ni siquiera lo pensaron dos veces, se lanzaron al lugar de los hechos.
Estaban llegando al famoso pub “El cadáver” cuando vieron a un exaltado dueño quejándose con uno de sus compañeros que estaba de guardia.
-Yo me encargo – le dijo Harry y el chico parecía en verdad agradecido de haber sido relevado del asunto. El chico-que-vivió se dirigió al dueño del Pub - ¿Qué ocurrió?
-Mortífagos, eso es lo que sucedió, cuatro mortífagos entraron a mi negocio y lo destruyeron, ¿Que no ve?
-¿Pero por qué cuatro mortífagos se interesarían en destruir su negocio? ¿Le pidieron algo a cambio? – interrogó ahora Ron.
-¡¿Qué?! ¡No, por supuesto que no! Esos mal nacidos estaban detrás de un niño.
-¿Niño? ¿Qué niño? – preguntó Harry confundido.
-No lo sé, pero la chica del ministerio lo protegió, lástima que uno de los mortífagos de todas formas se la haya llevado…
-¿Chica? ¿Cual chica? – ahora preguntó el pelirrojo perplejo.
-La que vino a reclamarme por los elfos domésticos, pero yo no los trato mal, es decir…
-¿Y dice que se la llevó un mortífago? – interrogó Harry, cayendo en cuenta que la ‘chica’ de la que hablaba el dueño del pub se trataba de Hermione.
-Sí, a ella y al niño, todos iban detrás del niño – dijo desesperado el hombre, creía que aquellos aurores le estaban tomando el pelo con tantas preguntas sin sentido.
-¿Y quién era el niño?
-No lo sé, ¿me ve cara de niñera? Además no sé si deba decírselo, a lo mejor los mortífagos regresan y me matan por haberles dado esa información.
-No se preocupe, estará bajo protección – aseguró el chico ojiverde.
-Espero, ¿y qué pasará con mi negocio? Está destruido – se quejaba el dueño del pub.
-Quédese con mi compañero, él tomará su declaración y los datos para ver cómo arreglar el asunto de su negocio.
-Bien.
-Pero antes, ¿Pudo identificar qué mortífago fue el que se llevó a la chica del ministerio?
-No, pero su rostro me era familiar, era un chico rubio, creo que era un Malfoy.
-¿Malfoy? – se preguntaron entre sí ambos chicos mientras se miraban fijamente. Harry se centró en sus pensamientos, ¿Malfoy con los mortífagos? ¿No se supone que el rubio se había pasado al bando de la luz en el último momento junto con sus padres?
Al parecer, no. Y sí el muy maldito le hizo algo a su amiga Hermione y al niño se las pagaría y con creces cada uno de lo rasguños, hechizos o lo que utilizaría en ellos.
*****
-¿Dónde está mi papi? – le había preguntado el pequeñito a la castaña, la chica dejó salir un profundo suspiro y se agachó hasta estar a la altura del niño.
-Seguramente no tarda en llegar.
-¿De verdad? – preguntó esperanzado Scorpius.
-Sí – le decía la castaña, mientras le limpiaba unas lagrimitas y el pequeñito hizo una mueca de dolor.
-¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? – preguntó alarmada la chica.
-Sí… aquí – el pequeño rubio le señaló su pechito.
-Déjame revisarte ¿sí? –Scorpius asintió, Hermione comenzó a examinarlo y hacerle algunas preguntas referentes a su estado de salud, después observó al niño tallarse sus ojitos – ¿Tienes sueño? – el pequeñito volvió a asentir.
-Vamos a dormir – le dijo animadamente la chica.
-¿Y si los hombres malos vienen? – preguntó asustado el de ojitos platas.
-No, ya verás que no – le tranquilizó la ex Gryffindor.
-¿Y mi papi?
-Yo te despierto cuando llegue, ¿sí?
-Sí. Her… Herm…
-Hermione, pero puedes decirme Hermy¿Qué te parece? – el niñito asintió sonriente.
-Hermy, tengo hambre.
La chica frunció el ceño ¿Cómo era posible que Malfoy matara a su hijo de hambre? Y sobre todo, ¡arriesgarlo a semejante peligro! Y ¿dónde demonios estaba? ¿Por qué no llegaba? Suspiró con resignación y dirigiéndose al menor le dijo:
-¡Pues vamos a comer! ¿Donde está la cocina?
-¡Acá! – Scorpius la tomó de la mano y la condujo a la cocina, que era el cuarto de enseguida.
La chica le preparó algo de comida y luego lo acostó en la cama donde casi instantáneamente, el pequeñito se quedó dormido.
*****
-¡Crucio! – gritaban uno tras otros los mortífagos hacia Draco, el chico solo soportaba el dolor sin siquiera lanzar un gemido o grito de inconformidad, hasta que finalmente cedió el dolor.
Se sentía tan débil, cansado, pero pronto la imagen de su hijo se le vino a la mente.
“Scorpius”
No permitiría que el maldito de Voldemort se hiciera de él, por supuesto que no, además siendo sinceros, si algo le sucediera a él ¿Qué pasaría con su hijo? ¿La sangre sucia lo cuidaría? No, por supuesto que no, aunque minutos atrás se lo hubiera demostrado, aunque claro ella no sabía que era su hijo, pero ahora que ya sabía… ¿aun así lo cuidaría? ¿Por qué demonios aun seguía pensando en eso, en morir? Si tenía algo por lo qué luchar, ya había perdido a su esposa, no perdería ahora a su hijo, además aun tenía que buscar al maldito de Potter para buscar el lugar seguro, ya si le pasaba algo después, ya habría alguien que cuidaría de su hijo, sí, por supuesto que sí.
El rubio se levantó trabajosamente, para cuando lo hizo, Morseferth ya estaba frente a él, el cual le dio un golpe en el rostro que lo hizo caer nuevamente.
-McKinnons, dame la Veritaserum –le ordenó malicioso.
Entre McKinnons y Rowle obligaron a Draco aponerse de rodillas. Morseferth lo agarró de los cabellos produciéndole más dolor al rubio haciendo que abriera la boca automáticamente, aprovechando la acción, Morseferth le acercó el frasco a los labios mientras le decía:
-Ahora sí, Malfoy, ¿nos vas a decir a dónde demonios mandaste a tu hijo? – preguntó amenazante Morseferth.
-¡Illuminate! – se escuchó a lo lejos, dejando a todos cegados en el callejón.
*****
Hermione solo contemplaba al pequeño rubio mientras que éste dormía aplaciblemente, ahora que lo observaba bien, el pequeño era el mismo retrato del Malfoy que conocía, misma facciones, mismo color de ojos, mismo color de cabello, hasta los mismos gestos, solo que a diferencia de la versión mayor, Scorpius era un ángel. Sí, un pequeñito con inocencia pura, se preguntó de pronto si el Malfoy que ella conocía en algún tiempo también tuvo “eso”, pero luego recordó todo lo que pasó en el colegio y dudó mucho que eso hubiera sido posible.
Comenzó a recapitular lo ocurrido, los tres mortífagos al parecer iban por el hijo de él, es decir, por Scorpius, pero ¿Por qué lo querían? ¿Para qué? ¿Por qué él? Seguramente era para algo malo, pues entonces Malfoy no habría puesto resistencia. No, por supuesto que no.
Escuchó al pequeñito dejar un quejidito de dolor, lo que le llevó a sacar una conclusión muy precisa.
-Maldito Malfoy – murmuró - ¿Cómo pudo hechizarlo?
Eso era lo que ahora le molestaba, sabía que el rubio mayor fue el que le había lanzado un ‘Desmaius’ a su hijo dentro del pub, sabía de ante mano que la situación posiblemente, repito, posiblemente lo requería… pero, ¿cómo pudo hacerle algo así? Eso podría traerle consecuencias, quizás no graves pero finalmente algunas repercusiones tendría, un ejemplo claro era en esos momentos, el pequeño tenía un ligero dolor en su pechito.
-Si lo vuelve hacer, juro que no respondo – murmuraba la chica enojada.
Observó detenidamente al pequeño y una pregunta comenzó a resonarle en la cabeza. ¿Quién era la madre de ese pequeñito? ¿Dónde estaba? Y ¿Qué pasó con Lucius y Narcisa? No era que le importaba el bienestar de aquellas personas pero…
Sacó un gruñido.
-¡¿Dónde demonios estas Draco Malfoy?! – sinceramente, ya se estaba cansando de hacer preguntas y que nadie se las respondiera.
*****
-¡Allá! – Señaló, Harry – Acaban de hacer magia por allá, ¡vamos! ¡Suerte y atrapamos de una vez a los malditos mortífagos! – “Sobre todo a Malfoy”,los aurores le siguieron.
El lugar estaba todo iluminado, Draco hizo un esfuerzo por salir del lugar, lamentablemente el hechizo le dio de lleno también así que estaba cegado momentáneamente, el terror lo invadió cuando alguien lo tomó del brazo y lo jalaba, puso resistencia hasta el momento que su captor le habló:
-Soy yo Draco, Theo, ¡Acciovarita de Draco!
El rubio se dejó llevar por su amigo, el cual se desapareció justo a tiempo, pues el efecto del hechizo se había terminado y los tres mortífagos estaban dispuestos a contra-atacar.
_________________________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario