Los cinco elementos.
Capitulo Ocho:
La otra versión.
Hermione había escuchado pasos detrás de ella desde minutos atrás, pero no les había hecho caso, total si era alguien queriéndole hacer daño, ella los hechizaría o ya vería qué hacer, así que continuó con su camino, sin embargo después de unos momentos escuchó claramente la voz de su amigo.
-Esta vez, no te escaparás.
Por un momento creyó que se refería a ella, pero al darse la vuelta vio a sus dos amigos amenazar a otra persona que cargaba un pequeño bulto con una mano y la otra la tenía en el aire en son de ‘paz’. En menos de un minuto su cerebro procesó la información al reconocer aquella figura.
-¡Basta, Harry! – llamó Hermione, llegando a un lado de Draco.
-Hazte a un lado Hermione – ordenó su amigo ojiverde – éste que tanto defendías hace unos momentos pensaba hechizarte por la espalda.
-Es verdad, lo tuve que desarmar, pero aun así es muy peligroso, ponte a salvo Hermione – recomendó Ron, pero la chica se limitó a ignorarlos.
-¿Qué haces aquí Malfoy? – Se dirigió al rubio – Quedamos que mañana en la mañana iba a ir al Refugio con la ayuda.
-Lo sé Granger, pero los mortífagos nos atacaron y…
-¿Mortífagos? – La castaña entornó los ojos - ¿cómo supieron…?
-¡Hermione! – gritó Ron dando unos pasos hacia con ella – que te alejes de él.
-Chicos, creo que es hora de que escuchen la versión de Malfoy.
Ambos chicos se miraron entre ellos extrañados. ¿Versión de Malfoy?
*****
-Tranquilo cariño, no es tu culpa – le susurraba una voz, mientras que una mano le daba tiernas caricias en su cabello.
-¡Claro que lo es! Pansy, he traicionado a mis amigos, dime ¿qué clase de persona le hace eso a las personas que quiere? – sollozaba Blaise Zabini, mientras agarraba la mano de su esposa a través de unos barrotes oxidados.
-No tenías elección – le decía comprensible la chica – no te mortifiques Blaise, además estoy segura que no les pasó nada, me dijiste que les enviaste ayuda ¿no? – el chico solo asintió.
No soportaba mas esa situación, al menos el estúpido de Voldemort le permitía ver de vez en cuando a su esposa para transmitirle magia y así su hija no tuviera complicaciones al nacer por falta de esta, pero a cambio él tenía que traicionar a sus amigos.
Permanecieron en silencio por varios minutos, hasta que el chico sintió una incomodidad en su antebrazo izquierdo.
-Tengo que irme – le susurró a su esposa, se despidió con un beso suave en los labios y después posó su mano en el vientre de la chica, el cual estaba abultado de ocho meses de embarazo – todo estará bien.
Mientras Blaise se acercaba al lugar de la reunión, escuchaba débiles gemidos a lo lejos. Apresuró sus pasos teniendo un mal presentimiento… y no se equivocó.
Los tres mortífagos estaban en círculo junto con Voldemort y una quinta persona estaba en el centro acostado en el suelo, siendo víctima de un ‘crucio’ por parte del Señor Oscuro. Blaise tragó saliva, ese chico de cabello castaño, piel morena clara y que sin duda, tras esos parpados cerrados fuertemente por el dolor, tendría los ojos de color azul oscuro. Ese sin duda era su amigo Theodore Nott, retorciéndose de dolor.
-Ohhh, por fin llegas chico – siseó Voldemort deteniendo la maldición – mira lo que trajeron mis leales mortífagos… no estaba el inútil de Malfoy, ni mucho menos el quinto elemento… pero me trajeron al otro traidor.
Blaise no dijo nada solo se limitó a ver a su amigo. Por suerte la máscara le ocultaba su semblante de odio hacia el Lord.
-¿Sabes? El traidor se rehúsa a hablar conmigo… no quiere decirme dónde está Malfoy… a lo mejor… contigo sí habla – hablaba de manera tétrica el lord.
-¿Mi lord? – preguntó Blaise, esperando que lo que estaba sospechando no fuera verdad.
-Es tu día de suerte… quizás… - reflexionaba el de ojos carmesí – unos ‘crucios’ de tu parte le hagan hablar…
Blaise palideció, pero nuevamente la máscara lo ocultó.
-Vamos chico… - invitaba Voldemort haciendo que los otros mortífagos le abrieran paso para que entrara en el círculo.
Blaise se acercó a Theo lentamente, lo observó respirar trabajosamente, estaba demasiado pálido y temblaba perceptiblemente. Aún seguía acostado en el suelo y el moreno comprendió que ya tenían rato torturándolo… y ahora era su turno.
-¿Y bien…? – reclamó el Señor Oscuro, al ver que Blaise se había quedado quieto.
El ex Slytherin sabía que tenía que hacerlo o las consecuencias las pagaría Pansy. Respiró hondamente y apuntó con su varita a su amigo, el cual, por fin había abierto sus ojos y le enviaba una mirada cansina.
-Crucio…
Enseguida Theo comenzó a moverse por el dolor causado. Quizás era ya por lo cansado que estaba, pero hubiera jurado que esa voz la conocía, solo que no recordaba de dónde…
*****
Hermione entró a su departamento dejando pasar a sus amigos y a Draco. El ex Slytherin se sentía un poco incomodo pues las miradas fulminantes de ambos chicos no cedían, al menos ya no le amenazaban con sus varitas ya que Hermione les advirtió que ella misma los hechizaría si hacían algo contra Malfoy y esta acción no hizo más que confirmar las sospechas de Ron, en cuanto a lo del Síndrome de Estocolmo, pues también le había devuelto la varita al chico.
-Llevaré a Scorpius al cuarto para que duerma más tranquilo – le dijo a Draco la castaña, mientras le pedía al niño.
Draco no estaba muy seguro de hacerlo, sabía que podía confiar, al menos un poco, en Granger pero no estaba muy seguro de sus dos amigos, pero ante la mirada insistente de la castaña le dio a su hijo. La chica se encaminó hacia las habitaciones no sin antes enviarles otra mirada de advertencia a sus dos amigos para que no hicieran nada ‘estúpido’ en contra de Malfoy en su mínima ausencia.
Malfoy inspeccionaba el lugar, parecía un lugar tranquilo, había ventanas con cortinas de colores pasteles, todas las cosas parecían estar muy en su lugar (en comparación a como él las tenía en el Refugio, cosas tiradas por doquier) su mirada recorrió el lugar hasta toparse con la miradas fulminantes de Potter y Weasley…
“¿Dónde te has venido a meter Draco?”
Se dijo internamente. A un lado de él había un sillón muy cómodo, demasiado tentador, parecería como si le dijera ‘ven y acuéstate aquí’, quiso sentarse pero apenas dio un paso y los otros dos chicos por reflejo dijeron al mismo tiempo:
-¿Qué vas a hacer?
Así que, prefirió quedarse de pie y aunque nunca lo admitiría, por más Veritaserum y Legeremancia que le dieran o le hicieran, se alegraba de ver aparecer a Granger nuevamente con ellos.
-Chicos, tomen asiento – ordenó la castaña, los cuales no se opusieron (sobretodo Malfoy) aunque, aún así sus dos amigos no dejaron de estar en alerta.
-Se puede saber que traes entre manos con Malfoy, Hermione – reclamó Harry sin simular fastidio en su voz.
-En realidad Harry, estoy igual que tú, no sé nada – dejó salir sinceramente la chica.
-¿Qué? – preguntaron perplejos los chicos.
-Escuchen, cuando fui al Pub ‘El Cadáver’, para tratar asuntos de elfos domésticos (los cuales están trabajando injustamente) me encontré con un pequeñito que estaba solo en una mesa hasta el fondo del establecimiento, me acerqué a él y comencé a platicarle, aunque al principio yo era la que hablaba porque al parecer su ‘papi’ le dijo que no hablara con extraños – esto último lo dijo mientras le enviaba una mirada cómplice a Draco, el cual escuchaba atentamente lo que contaba la chica – después de unos minutos se escuchó una explosión en una de las puertas del pub y fue ahí cuando aparecieron los tres mortífagos atacando a todos.
-El dueño del pub dijo que eran cuatro Mortífagos – dejó salir Ron recordando lo que había dicho aquel señor – y dijo que uno de ellos te había secuestrado.
-Eso lo explica Ron, creyeron que Malfoy era otro mortífago, pero en realidad no lo es… o eso creo – le respondió la castaña.
-No, no lo soy – le confirmó Draco, hablando por primera vez.
-¿Y crees que con eso te vamos a creer? – reclamó Harry.
-Potter – comenzó hablar el rubio controlándose lo más que pudo – los tres mortífagos que atacaron en el pub están detrás de mi hijo, crees que si yo estuviera con ellos, ¿anduviera aquí con ustedes para pedirles ayuda?
-¿Qué?
-Escúchenme chicos – recuperó el control de la plática Hermione – Malfoy me sacó del lugar junto con su hijo, pero los Mortífagos nos acorralaron en un callejón y luego fui trasladada a un lugar, el Refugio, y ahí estuve todo este tiempo cuidando a Scorpius. Después llegó Malfoy y me pidió ayuda, y quedé en hablar con ustedes, por eso los había citado a primera hora.
-Creo que me perdí de algo – dijo confundido Ron – Hermione, ¿acabas de decir que Malfoy, que él…?
-No escuchaste mal Weasley – habló Draco – es verdad, le pedí ayuda a tu amiga, aunque en realidad cuando me desocupara del pub te iba a buscar a ti – le dijo a Harry – te iba a pedir ayuda, pero sucedió todo al revés, así que la ayuda se la pedí a Granger.
-Y ¿para qué quieres mi ayuda? – preguntó confuso Harry.
-Para que protejas a mi hijo, a Scorpius, los tres mortífagos están detrás de él para llevárselo a alguien.
-¿Y a quién se supone se lo van a llevar? – interrogó Ron.
-Esta es la parte difícil – dejó salir Malfoy, se mordió el labio inferior, pero aún así continuó – no espero que me crean a la primera, pero lo diré, se lo quieren llevar a Voldemort.
-Mientes – fue la rotunda respuesta de Harry, al mismo tiempo que se levantaba de su lugar y le apuntaba con su varita. Mientras que Ron palidecía y Hermione parpadeaba nerviosamente.
-No, siento decirte esto Potter, pero Voldemort no murió, está vivo y está detrás de mi hijo – confesó Draco mientras que también se levantaba, pero sin siquiera haber sacado su varita.
-Y ¿para qué demonios lo quiere? – Preguntó Ron, cuando se recuperó de la noticia – porque que yo sepa, quién-tu-sabes si estuviera vivo y quisiera venganza, sería de Harry no de ti… bueno quizás de ti sí, con eso de que lo traicionaste…
-No, no es venganza Weasley, él quiere algo más, quiere la magia de Scorpius.
-¿La magia? – dejó salir Hermione esta vez.
-Han escuchado hablar, sobre ¿el Hechizo de los Cinco Elementos?
Los tres amigos cruzaron las miradas entre ellos sin saber entender a lo que se refería el rubio.
-Creo que eso es una negativa – murmuró Draco, mientras se sentaba nuevamente en el sillón.
-¿Cinco elementos? – preguntó confuso el pelirrojo.
-Sí Ron, agua, fuego, tierra… - comenzó a citar, Hermione.
-¡Lo sé, Hermione!
-Déjame ver si entendí bien Malfoy – habló el ojiverde – hay tres mortífagos prófugos, los cuales están detrás de tu hijo para llevárselo a Voldemort, el cual quiere hacer el Hechizo ese de los Cinco Elementos.
-Así es.
-Y ¿En qué consiste exactamente el hechizo?
-No estoy muy seguro, es un hechizo muy antiguo, hay muy poca información sobre ello… o al menos hasta donde pude investigar – dijo Draco, al recordar todas aquellas entradas negadas a las bibliotecas públicas – Lo único que sé, es que para llevar a cabo el hechizo deben intervenir seis personas.
-¿No que son cinco elementos? – dijo frustrado Ron.
-Sí lo son Weasley – Draco trató de explicarle al pelirrojo sin dejar a relucir su exasperación hacia con él – las personas que intervienen son magos que poseen poderes de la naturaleza, los que dominan cada uno de los elementos.
-Un momento – esta vez interrumpió Hermione – los tres mortífagos, quién-tu-sabes y Scorpius suman un total de cinco personas, ¿Cuál es la sexta?
-En realidad eran cuatro Mortífagos, pero uno murió ayer en la noche.
-¿Cómo lo sabes? – preguntó Ron.
-Porque anoche Voldemort estaba haciendo el hechizo.
-¿Qué? – dejó salir Hermione algo asustada.
-Sí, nos descuidamos por unos momentos, los mortífagos llegaron a la mansión y se llevaron a Scorpius, fue una suerte encontrarlos justo a tiempo porque ya estaban iniciando el hechizo, él tenía agarrada la mano de mi hijo y luego ella… - el rubio dejó de hablar, pues se había perdido en sus pensamientos recordando cómo fue que su esposa había muerto.
-Un momento – murmuró Harry mientras recordaba recortes de aquel extraño sueño que tuvo el día anterior – tu esposa murió anoche ¿cierto?
-¿Cómo…? – Draco entornó los ojos.
-Entonces, no era una pesadilla… - musitó Harry ante las miradas extrañas de los tres chicos.
-¿De qué hablas Harry? – le preguntó Hermione.
-Bien, te creo Malfoy – dijo finalmente el ojiverde.
-¿Qué? – soltó el pelirrojo sorprendido.
-Lo que escucharon, además si Voldemort está vivo, la batalla aún no ha terminado. Entonces Malfoy, ¿Cómo quieres que te ayudemos?
-Estaba pensando en la Orden del Fénix – habló el rubio – así todos podemos reunir más información sobre el hechizo.
-No lo creo Malfoy – dejó salir Harry, el rubio entornó los ojos, Potter le había dicho que, ¿no? – no me mal interpretes – se apresuró aclarar, cuando vio la expresión del rubio – la Orden se disolvió después de la Guerra, la mayoría de los integrantes murieron y los pocos que quedaron, decidieron darse un tiempo fuera.
-¡Demonios! – murmuró Draco, pues sinceramente había puesto todas sus esperanzas en aquella Orden, y no había contemplado un plan B. Ahora ¿Qué sucedería? ¿Cómo demonios protegería a su hijo?
-No todo está perdido Malfoy – habló Hermione de pronto, sacándolo de sus pensamientos. La chica vio directamente a sus dos amigos – podemos invocar al ED – dijo segura.
-El ¿ED? – preguntó confundido el rubio.
-Así es, El ejercito de Dumbledore. El ED.
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