Los cinco elementos.
Capitulo Once:
Conversaciones
Llevaban más de cinco horas observando a aquel sujeto. Habían trabajado por más de seis meses en ese caso, pero aquel mago era muy escurridizo, cada vez que lo tenían en la mira, desaparecía, pero en esta ocasión iba ser diferente.
-[Terry, ¿Cuándo atacaremos?] – Una voz llamó en su cabeza*, era su compañero de trabajo, que estaba a unos cuantos metros lejos de él.
-[Cuando les de la señal, mientras tanto no se muevan] – ordenó el chico castaño, de igual manera.
Terry Boot llevaba trabajando en el cuerpo de aurores dos años consecutivos. Normalmente las misiones que le asignaban no requerían de salir de la ciudad, hasta que le llegó éste. Era muy importante que capturaran a este mago, no solo porque le subirían de rango si lograba atraparlo, sino porque también era uno de esos magos que les gustaba engañar a los muggles con ‘artefactos defectuosos’, aunque el termino que utilizarían era ‘encantados’.
El ex Ravenclaw, lideraba ese pequeño grupo de aurores. Y cada uno de ellos ansiaba por regresar a casa, así que la misión no se tendría que prolongar… o al menos esas eran sus intensiones.
-[Han llegado dos personas más, Terry] – le informó otra voz en su mente.
-Son cinco en total… —murmuró Boot para sí mismo – [Michael] – llamó en la mente del chico que estaba del lado este de la cabaña.
El aludido que estaba muy centrado en su observación se sobresaltó al escuchar aquella voz en su cabeza.
-[¡Merlín, Terry!] – Reclamó por el mismo canal – [Jamás me acostumbraré a tus ‘truquitos’] – Terry solo sonrío desde su lugar. Michael era el único de los siete chicos, que él lideraba, que no se acostumbraba a esa vía de comunicación – [¿Qué ocurre?] – preguntó con vos más calmada.
-[Han llegado dos personas más, tendrás que reforzar mas los hechizos de protección y quedarte en cubierto]
-[Bien…]
Terry sonrío con satisfacción, esta vez atraparían aquel sujeto y él regresaría con su Hermione, a la cual ya la extrañaba. Ansiaba por regresar a su lado, porque al hacerlo pondrían fecha a su boda.
De la cabaña, comenzaron a salir las personas que minutos atrás habían llegado.
-[¡AHORA!] – ordenó Terry y enseguida una decena de hechizos invadieron el lugar.
*****
Blaise suspiró largamente, mientras se subía la capucha de su capa, antes de entrar en aquella cabaña. Cerró su mente y se dispuso a entrar. Dentro de aquel lugar estaban los tres Mortífagos y frente a ellos: Voldemort.
-Adelante chico – llamó el Lord en cuanto vio a Blaise entrar – ¿cómo esta nuestro invitado especial?
-Encerrado en el calabozo, mi Lord – respondió de manera apacible el ex Slytherin.
-Eso no será suficiente – reflexionaba el de ojos carmesí – el aire esta por todos lados… y puede llevar mensajes de un lado a otro — Blaise entornó los ojos al escuchar lo que decía Voldemort, confirmándole que ya sabía el ‘secreto’ de su amigo – tendrás que mantenerlo dormido.
-Sí, mi Lord – respondió Blaise.
-Esta tarea será para McKinnons – el aludido sonrió de lado. En cambio Blaise frunció el ceño.
-Sí, mi Lord – respondió McKinnons.
-En cuanto a ustedes – se dirigió hacia los otros dos – Morseferth y Rowle, necesito al mocoso, no es necesario decirles qué sucederá si no lo tienen a principios del próximo vez ¿cierto? – Los aludidos no respondieron — ¡Vayan!
-Sí, mi Lord – exclamaron los encapuchados desapareciendo del lugar y McKinnons salió para hacer dormir al invitado especial. Quedando solos Voldemort y Blaise.
-El traidor te buscará – comenzó hablar Voldemort y Blaise trató de controlarse, presintiendo lo que venía a continuación – es necesario que te encuentre – el Lord caminó alrededor del ex Slytherin – el niño es indispensable para el hechizo, lo necesito para finales de este mes, tengo que prepararlo… confío en que me lo traerás.
-Sí… sí mi Lord – respondió Blaise.
*****
Hermione se dirigió hacia la cocina, al entrar encontró a Draco dándole de desayunar a Scorpius.
-Buen día – saludó la castaña.
-Buen día – le respondieron ambos rubios.
La ex Gryffindor se dirigió hacia la alacena, luego hacia la cafetera y después se fue a sentar frente a sus invitados.
Scorpius estaba arrodillado en la silla (para poder alcanzar la mesa), mientras que Draco le daba pequeñas porciones de su cereal en una cuchara. Hermione sonrío al ver al pequeñito cómo seguía con su mirada la cuchara, ya que Draco la zigzagueaba de vez en cuando.
De pronto a Hermione, le invadió una duda, recordó que al estar en ‘El Refugio’ se había preguntado por el paradero de la madre del pequeñito.
-Quién… ¿Quién es la madre de Scorpius? – preguntó de pronto, haciendo que Draco detuviera la cuchara a medio camino y a un Scorpius fruncir el ceño por el acto.
Draco le envió una mirada de sorpresa a la chica, la cual después comprendió el porqué de la actitud del chico. Pues su esposa había muerto aquel día, Harry lo había comentado dos días atrás.
-Lo siento… yo… se me olvidó – se disculpó.
-Papi – llamó Scorpius haciéndole señas a la cuchara y abriendo su boquita. Draco carraspeó y siguió el curso de la cuchara.
-No te preocupes Granger – le respondió Draco, mientras Scorpius devoraba su bocado recién dado – es Greengrass, Astoria Greengrass.
-Oh…
Draco continuó con la tarea de las cucharadas hasta que nuevamente la chica le volvió a preguntar.
-¿Cuántos años tiene? – preguntó señalando al niño de ojos grises.
El ex Slytherin no estaba acostumbrado a hablar en las horas de la comidas, cosa que claramente la chica sí hacia… o quizás era porque eran los únicos momentos en los que podían conversar. Draco suspiró imperceptiblemente, volviendo a detener la cuchara a medio camino.
-Tres – en cuanto le respondió, Scorpius volvió a protestar por la falta de alimento.
-Es grande para su edad – confesó la chica.
-Mejor no se lo digas Granger o se lo creerá – dijo Draco sonriendo, viendo a su hijo.
-Papi ¿Por qué le dices Gran… Gra… eso? – Preguntó de pronto Scorpius – se llama Hermy.
-¿Hermy? – preguntó Draco enarcando una ceja. La chica soltó una sonrisa.
-Se le complica pronunciarlo – explicó la castaña – y es verdad lo que dice, deberíamos llamarnos por nuestros nombres.
-Claro Granger – comentó Draco a forma de broma. La chica rodó los ojos ¿Por qué Malfoy era tan complicado?
-¡Es Hermy! — expresó Scorpius negando con la cabeza mientras veía a su padre reprobatoriamente. Ambos chicos sonrieron al mismo tiempo.
Draco se sintió extraño por esa ‘coincidencia’, pero extrañamente le agradó.
-He estado investigando en algunos libros sobre el hechizo, pero casi no he encontrado nada – comunicó la chica un poco frustrada.
-¿Has traído los libros aquí? – Quiso saber el rubio mayor – quisiera comprobar algunas teorías que tengo.
-Dejé algunos en el estudio – complació Hermione, aun sintiéndose un poco decepcionada por no tener siquiera idea, cuando Draco ya tenía algunas teorías en mente, aunque era de suponerse, pues el chico ya tenía tiempo investigando sobre eso y sobre todo viviendo en carne propia algunos eventos – Me tengo que ir – anunció Hermione después de un rato – nos veremos al rato en la junta con los del ED.
*****
McKinnons entró en aquel calabozo y encontró a Theo sentado, con los ojos cerrado y muy, demasiadoconcentrado.
-¡Maldito! – Susurró el encapuchado enojado — ¡Expulso! – hechizó y Theo salió volando hasta chocar con la pared.
Cayó bruscamente hacia el piso. El castaño jadeó ante la sorpresa de haber sido sorprendido. No se había percatado o mejor dicho el aire no le advirtió de la presencia de alguien más.
-¿Ocupado Nott? – espetó el mortífago. Theo frunció el ceño ¿Por qué el aire no le advirtió? ¿Por qué? – el aire no te ha traicionado, si es lo que piensas…
-¿Tu…? – Theo se levantó con dificultad y lo veía de manera perpleja ¿Cómo no se dio cuenta de ello? – tú también ¿cierto? – El mortífago se encogió de hombros.
-Bebe – le indicó mientras le acercaba un pequeño frasco con un líquido color morado.
-¿Qué es? – interrogó el de ojos azules sin agarrar el frasco.
-Solo bébelo – ordenó McKinnons. Theo no se movió – será por las malas, supongo – dijo el encapuchado fingiendo pena.
Theo dio pasos hacia atrás aunque eso era inútil, ya que topó con la pared. Si tan solo hubiera llegado unos cuantos segundos más tarde… si tan solo contara con sus fuerzas al cien por ciento… si tan solo…
Un golpe certero en su estomago lo hizo caer del dolor, arrodillándose ante el mortífago.
-Así está mejor – sonrió con malicia el mortífago acercándose a él, lo tomó de los cabellos e inclinó su cabeza hacia atrás, exponiendo así su boca entreabierta – bébelo – volvió ordenar y sin esperar alguna respuesta le empinó el frasco en los labios e hizo que se tomara el contenido.
Theo hizo lo posible para no tomar aquel líquido amargo, sin embargo fueron inútiles sus esfuerzos, terminó tragando la mayor cantidad de aquella sustancia. Solo fue cuestión de segundos para sentir cómo su cuerpo se adormecía.
-Dulces sueños – le dijo el mortífago con una sonrisa de lado, mientras lo soltaba sin mayor consideración – y ojalá no despiertes – McKinnons lo veía de manera fría – no me conviene que seas mi reemplazo, así que, disfruta tus últimos momentos… Elemento del Aire.
*****
Mi bella princesa, te he extrañado…
Te veré hoy en la tarde.
Te amo
Terry.
Hermione salió con una gran sonrisa en su rostro. Su Terry estaba de regreso.
Seis meses de su ausencia habían sido terribles. Era la primera vez que ambos estaban separados por mucho tiempo. Llevaban juntos desde hace tres años y solo unos cuantos meses atrás Terry le había propuesto matrimonio. Ese día Hermione estaba realmente feliz. No habían propuesto fecha aún, ya que al ex Ravenclaw le asignaron esa misión y decidieron posponer esa decisión a su regreso. Lo cual sería esa tarde.
La castaña se dirigió a su casa por vía Red Flú, por suerte esa tarde la tenia libre por el asunto de la junta del ED, así que tendría tiempo de poner en sobre aviso a su prometido sobre la recién convivencia con Draco. Terry se caracterizaba por ser un chico sensible y comprensivo, al menos desde que estaba con ella, así que comprendería el asunto de Malfoy y Scorpius viviendo en la casa de ella ¿cierto?
Hermione esperaba que sí.
En cuanto estuvo en su casa, la chica avanzó hasta su cuarto, no sin antes pasar por el de sus invitados (que estaba frente al de ella).
-Papi Tic-Tac dice que ya casi es hora de la comida – escuchó hablar a Scorpius.
-Espera unos momentos Scorpius… — la voz de Malfoy sonaba muy concentrada y Hermione creyó que era por los libros que le había dejado en la mañana para que los revisara. Decidió no molestarlo y mejor decidió arreglarse un poco, después de todo su prometido llegaba esa tarde.
Cuando se dirigió hacia la cocina para prepararle algo a Scorpius (ya que tenía la ligera sospecha que Draco no había preparado nada aún), se encontró con el pequeño de los Malfoy en la cocina, hablando… ¿solo?
-¿Y qué comida guardas? – preguntaba Scorpius hacia el refrigerador.
-¿Scorpius? – preguntó Hermione llegando a su lado.
-¡Hermy! – llamó el niño sonriendo.
-¿Quieres un poco de sopa? – le preguntaba mientras lo subía a una silla.
-¿De la que guarda el Señor Refridor?** – quiso saber. Hermione solo sonrío ante la pregunta.
-Sí – le dijo mientras la calentaba en, según Scorpius, el Señor Ondas.***
La castaña no pudo evitar reprimir una sonrisa, cuando vio a Scorpius sentado en la silla, ya que al pequeño solo se le veía una parte de su frentecita y su cabellera rubio platino sobre la mesa.
-¿Qué te parece si este fin de semana vamos a comprar una ‘Silla para niños’ para el comedor?
-¿Para qué? – preguntó contrariado Scorpius?
-Aún eres pequeño para esa silla – explicó la castaña.
-Yo soy grande – replicó el pequeño cruzándose de brazos y haciendo un puchero. Hermione lo vio divertida.
-Entonces compraremos una ‘Silla para niños grandes’ – consoló la castaña, mientras le servía un poco de sopa en un plato.
-Bueno – le respondió Scorpius sonriente, arrodillándose en la silla.
Hermione comenzó a darle la comida, tal como lo había visto hacer a Draco en la mañana, al parecer a Scorpius le gustaba el truco del ‘trenecito’.
-Hola – escuchó el saludo de Draco al entrar a la cocina.
-Hola Draco – le respondió Hermione entretenida dándole sopa al niño – espero no te moleste el darle yo la comida a Scorpius.
-No… — musitó el rubio viéndola sorprendido, uno porque la chica había cumplido con su palabra de llamarlo por su nombre de pila, y la otra por lo que le estaba dando de comer a Scorpius — ¿eso es papa? – preguntó de pronto Draco, en un tono asustado, cuando estuvo a su lado.
-Sí, ¿Por qué? – Preguntó perpleja Hermione y enseguida entornó los ojos, deteniendo la cucharada a medio camino - ¡¿Es alérgico?! – exclamó levantándose y retirando el plato, ante la protesta del pequeño.
-Emh… — Draco parpadeó nervioso por la reacción de la chica — ¿Granger? – llamó al ver a la chica inspeccionando el plato.
-Lo siento, no lo sabía, pero creo que no ha comido nada de papa – explicaba aún con el plato en la mano.
-Claro que no – habló Draco, tratando de quitarle el plato de las manos, para él continuar en la labor de darle de comer a su hijo.
-Bien, retiraré entonces las papa – explicaba, pero Draco aún estaba agarrando el plato – Draco – gruñó Hermione.
En algún momento, que no sabían cómo, pero ambos estaban forcejando con el plato, Hermione terca en retirar las papas y Draco empeñado que no era necesario. Hasta que…
-Bien – rugió Hermione soltando el plato y derramando el contenido en el cuerpo del chico – ¡ay… perdón! – exclamó con bochorno la chica, al ver cómo Draco la fulminaba con la mirada – yo…
-Hermy ¿Por qué le tiraste la sopa a mi papi? – preguntó de pronto, para su pesar, Scorpius.
-No, yo no… emh… espera.
Draco estaba a punto de decirle unas cuantas verdades, pero luego recordó que él era el invitado, él era el que estaba pidiéndole ayuda, él no tenía derecho a reclamarle algo porque entonces habría problemas…
Suspiró larga y tendidamente, mientras que con sus manos quitaba los restos de brócoli y papa de su ropa, para luego aplicarse un hechizo, cuando sintió. Sí, Hermione había llegado a su lado y con un trapo comenzó a limpiarle la ropa.
-¿En serio Granger? – preguntó confundido a Hermione, ¿no era más sencillo con un hechizo Fregotego?
-Yo la derramé, así que limpiaré – decía decida la chica, haciendo caso omiso de cómo se sentía de bien el tocar el torso del chico.
-No hace falta – siseó Draco apartándose un poco del contacto de la chica, pero sus pies se enredaron con los de la chica, que había avanzado también siguiendo con la labor. Ambos cayeron al piso. Hermione arriba de Draco.
Hermione al principió escuchó la risa divertida de Scorpius, pero después solo escuchaba su propia respiración un poco alterada, era la primera vez, desde que su prometido se había ido claro, que estaba así de cerca de un chico. Solo estaba concentrada en la mirada sorprendida de Draco, esa mirada que destilada, además de la reciente sorpresa, tristeza… ¿Por qué Draco estaba triste? ¿Por qué de pronto ella también se sintió triste? ¿Por qué…?
-¿Por qué demonios estas encima de él? – Hermione escuchó la voz claramente de su prometido que estaba en la puerta de la cocina observando la escena reprobatoriamente… o mejor dicho, viendo al chico reprobatoriamente.
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N/A:
*[Lo que aparece en corchetes, solo lo pueden escuchar las personas que hablan con Terry]
**Pues el Señor Refridor y el Señor Ondas, son el refrigerador y el microondas respectivamente.
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