Absurdos.
Absurdo #3
¿Qué es esa cosa blanca?
Blaise embestía salvajemente al muchacho que tenía a gatas frente a él.
El ruido de succión se escuchaba en aquella habitación.
-Oh, sí. Oh, sí – gemía el pelirrojo, quien era sometido por el moreno –
más rápido… más…
Se sentía desfallecer, su miembro estaba a todo lo que daba, goteando
líquido pre seminal, yendo de un lado a otro de acuerdo a los movimientos de su
cuerpo. Sus cabellos rojos se adherían a la piel sudorosa de la cara.
-¡Por Salazar! – jadeó el moreno, envuelto en su éxtasis.
Observaba cómo el cuerpo que estaba bajo él se movía al ritmo de sus
embestidas. Con la yema de los dedos recorrió aquella espalda sudorosa hasta
detenerse en las bien proporcionadas nalgas del león. Jadeó con excitación al
ver a su miembro entrar y salir de aquella estrecha entrada.
-¡Oh, sí! ¡Oh, sí! – A Ron le temblaban las piernas, sus brazos ya no lo
podrían seguir sosteniéndolo más - ¡Zabini, Zabini! – jadeó.
-Blaise…
El Slytherin le corrigió en un susurro.
-¡Blaise! – gimió el pelirrojo en cuanto sintió una mano rodear su
miembro.
-¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Ambos gimieron. No aguantarían mucho tiempo, lo sabían. Blaise embistió
con más fuerza al pelirrojo y éste no hizo más que gemir y gritar improperios
como poseso. Se necesitó un par de embestidas más y unos cuantos jalones
bruscos en el miembro del pelirrojo para que ambos llegaran al clímax.
Ron no pudo sostenerse más y se dejó caer.
-Eso fue… asombroso – Blaise susurró, adormilado, encima y aún dentro de
él.
-Sí… - coincidió el aludido, sonriendo bobamente.
Permanecieron tumbados en el suelo, sin moverse. Amaban, secretamente,
escuchar los rápidos latidos del corazón del otro después de la jornada de
sexo.
-Podría quedarme así… toda la noche – murmuró el Slytherin, lamiendo el
cuello del pelirrojo.
-A mí me encantaría que lo hicieras – confesó el león, sonrojado.
-He quedado con tu hermana – dejó salir, apesadumbrado, el Slytherin.
-Es una lástima – musitó el ojiazul, distraídamente.
-Lo sé – coincidió el moreno, sin intensiones de moverse.
-¿Ron? ¡Blaise! – los gritos de la pelirroja menor los hizo separarse
bruscamente.
-¡Ginny! Esto… esto no es lo que parece – inútilmente trató de explicar
- ¡Ginny!
››¡GINNY!
El pelirrojo despertó, exaltado. Harry, que lo veía desde el pie de la
cama, enarcó una ceja.
-No está bien que sueñes esas cosas – le recomendó.
-¿Qué? – el pelirrojo estaba desconcertado.
-¿Qué es esa cosa blanca? – Harry señaló a la entrepierna de su amigo.
Ron entornó los ojos – amigo, tener sueños húmedos con tu propia hermana es…
asqueroso.
-¡No! ¡No! – Aclaró rápidamente - ¡No estaba soñando con ella! Es decir,
si estaba en el sueño, pero en realidad yo estaba con… - se detuvo al recordar
con quién estaba soñando y lo que
estaba haciendo.
¡Por las barbas de Merlín!
-Harry… creo que… me gusta el novio de mi hermana.
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