FF Bésame, Malfoy
~2~
Acosando a Malfoy
La noche anterior volvió a soñar con Malfoy, pero ya no le preocupó
tanto el hecho. Tenía un plan. Si para dejar de soñar con Malfoy tenía que
cogérselo, así sería. Esa mañana lo siguió a todos lados, pero en ningún
momento el rubio estuvo solo. Cuando no estaba con la sanguijuela de Parkinson, estaba con los gorilas de Crabbe y Goyle,
o con el sexy Zabini y el misterioso Nott.
No fue hasta la hora de la cena, cuando por fin pudo hacer algo al
respecto. En esos momentos era cuando adoraba ser amigo de los elfos domésticos
y agradecer por tener un par de hermanos gemelos que inventaban un sin fin de
cosas para hacer cualquier desastre.
Malfoy comenzó a cenar y en un par de segundos, un pastel de calabaza
explotó en su rostro, ensuciándole de paso la camisa. Salió del Gran Comedor entre
quejidos y gruñidos. El pelirrojo sonrió de lado.
-¡Demonios! – Ron escuchó el quejido del rubio.
Si alguien estuviera viendo la cara del pelirrojo en estos momentos
concluiría que lo han poseído. Era el rostro de la malicia y perversidad en su
estado puro.
-Oh, Malfoy… – susurró con lasciva al observar al rubio sin camisa, ¿Por
qué tenía tan mala suerte? Ese pastelillo debió de haber ensuciado también los
pantalones. Entre menos ropa puesta, mucho mejor.
El Slytherin estaba enjaguándose la cara cuando Ron lo apresó por la
espalda.
-¡Pero qué…! – Se tensó al ver a Weasley tras suyo – tienes exactamente
cinco segundos para quitar tus asquerosas manos de encima.
-Eso no es posible – Ron lo miró a través del espejo, el rubio frunció
el ceño – debo follarte aquí y ahora, Malfoy.
La cara de Draco fue todo un poema, en cuestión de segundos el color de
su cara cambió de un blanco pálido a un rojo carmesí.
-¡¿Estás demente?! – explotó, tomando por sorpresa al león. Se zafó de
su agarre.
-Lo estaré si no tengo sexo contigo.
-Entonces contrata a alguien o folla con el maldito cuatro ojos o… ¿qué
demonios haces? – el rubio parpadeó desconcertado cuando Ron comenzó a quitarse
la corbata y a desabrochar su camisa.
-No pienso volver a soñar que tengo sexo contigo, así que o te pones de
a cuatro voluntariamente o….
-¡Expelliarmus! – un cabreado
Draco Malfoy salió de los baños, dejando a un Ronald Weasley inconsciente.
Cuando Ron se despertó, ya era otro día y aún seguía en los baños. Fue
cuestión de segundos para reordenar sus ideas y darse cuenta lo que había
ocurrido el día anterior. Por suerte, o más bien gracias al hechizo, no tuvo algún
sueño erótico con el Slytherin. Debía de cambiar de estrategia para convencerlo
que se dejara coger.
Se dirigió hacia la Sala Común mientras pensaba en otro plan.
Las clases pasaron y él ni por enterado, aún seguía planeando la manera
de cómo convencer a Malfoy. Por reflejo volteó hacia la mesa de las serpientes
y encontró al susodicho con Parkinson, prácticamente comiéndose la boca.
¿El Slytherin trataba de demostrar algo?
El pelirrojo sonrió.
-Estás muy feliz, Ron – expresó Hermione - ¿se puede saber el motivo?
-Le pediré un beso a Malfoy – respondió tranquilamente mientras engullía
un pedazo de pan.
Hermione y Harry intercambiaron miradas extrañas.
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