martes, 4 de marzo de 2014

Capitulo Veintisiete: La voz misteriosa.


Los cinco elementos.




Capitulo Veintisiete: 

La voz misteriosa.




Un campo de fuerza evitaba que se mojara. Hermione se encontraba en la cima de la montaña más alta del lugar, observando la ciudad.
-¡Más lluvia! – Sonrió de lado, la lluvia se intensificó aún más – Truenos, rayos… aire, mucho aire…
Conforme hablaba, la naturaleza hacia caso de sus mandatos.
[Basta, Hermione] – una voz desconocida retumbó en su mente.
La muchacha se sacudió la cabeza como evitando un mosquito molesto.
-Fuego – susurró, observando a un área específica del bosque que tenía en la mira.
[¡Detente, Hermione. No pierdas el control!]
-¡Déjame en paz! La castaña gritó, cubriéndose las orejas, como si ese acto pudiera silenciar aquella voz misteriosa.


*****


Draco caminaba impaciente de un lado a otro dentro de la habitación en la que se encontraba Scorpius dormido. La puerta se abrió dejando ver a un Potter preocupado.
-Lo siento.
-Potter, debes encontrarla – pidió el rubio.
-Lo sé, estamos haciendo todo lo posible.
-Harry – Malfoy llamó la atención del moreno – Debes encontrar a Granger antes de la media noche.
-¿Cómo dices?
-Es demasiado poder para ella. Tiene que controlarlos antes que éstos la controlen a ella. Después de realizar el hechizo, el Senior Element, es decir el que…

-… recibe los poderes debe dominar los elementos. Hay un plazo. Veinticuatro horas, sino logra controlarlos éstos la dominaran y perderán a Granger. Ella se convertirá en un ser puro. El Master Element y nadie podrá traerla a la realidad – explicó Theodore una hora atrás – Ese es un nivel muy alto de poder, Draco. Si Granger pasa a ese nivel la única manera de detenerla es haciendo otro hechizo, uno más antiguo que el de los cinco elementos, pero el resultado sería la muerte de ella.
-¿Cómo detenemos a Granger?
-Alguien que también domine los cinco elementos.
-¿Scorpius?
-Draco, él ya no los posee.
-Estamos perdidos. Granger…
-Hay otra manera – Theodore lo escudriñó con la mirada – Ella tiene que renunciar a los elementos.
-Si no podemos razonar con Granger, ¿cómo haremos para que renuncie a los elementos?
-Luna me ha contado lo que ocurrió fuera del círculo. Tú la detuviste, puedes hacerlo nuevamente.

-¿Cómo es que no teníamos esa información? – Harry frunció el ceño.
-No dejamos que Theodore hablara en Azkaban, solo nos enfocamos en otras cosas, además nunca pasó por nuestras mentes que Hermione tomaría los elementos.
Harry alzó una ceja, era la primera vez que escuchaba a Draco nombrar a su amiga por su nombre de pila.
-Faltan menos de tres horas para la media noche.
-Y la lluvia no disipa – expresó el rubio viendo caer pequeña gotas de agua a través de la ventana.
-¿Cómo está Scorpius? – quiso saber el muchacho ojiverde.
-Se está muriendo, Potter.
-¿Qué…?
-El hechizo fue demasiado para él. Scorpius es muy pequeño para todo el poder que había en él. Magia y elemento. Dos esencias difíciles de manejar por separado para un adulto… imagínate lo que es para alguien de su edad…
-Estás diciendo que…
Draco asintió, viéndolo fijamente.
-Al renunciar a su elemento, también renunció a su magia. Sabes que un mago sin su poder no sobrevive por mucho tiempo. Magia y vida están ligadas. En su caso, magia, elemento y vida…
-Lo siento, Draco.
-No sé como salvarlo, Potter – su voz sonó angustiada – no pude proteger a mi hijo…

*****

Hermione veía la escena, con curiosidad, a través de un charco de agua que tenía frente a ella.
[Scorpius te necesita, Hermione] – la misteriosa hizo acto de presencia nuevamente en su mente.
-¿Scorpius? – la castaña vio al pequeño rubio, aparentemente dormido.
-[Solo tú puedes ayudarlo]
Hermione se acuclilló para ver mejor la imagen en aquel charco.
-¿Ayuda?
-Se está muriendo, Potter… - la voz de Draco la hizo centrarse más en la escena.
Hermione frunció el ceño. Tocó el charco con la yema de sus dedos. En cuanto tuvo contacto miles de imágenes viajaron a su mente. Imágenes de ella, Draco y el pequeño Scorpius. Ella arriba de Draco, en la cocina. Ella y Scorpius en la habitación leyendo. Ella y Draco cerca del claro. Ella y Draco besándose.
Ella y Scorpius en el balcón…
Es la estrella que más brilla
Puedo verla allá arriba
El recuerdo se hizo presente inmediatamente en cuanto la canción llegó a su mente. Se encontraba en el balcón con el pequeño rubio, ambos contemplando las estrellas.
Siento cómo ella me abraza
Late en mí su corazón…
La lluvia comenzó a calmarse. Los truenos y rayos eran menos concurridos mientras Hermione tarareaba, sin darse cuenta, aquella canción.
-Buenas noches, pequeño.
-Buenas noches, mamá...
Un click hizo en su mente, haciéndola despertar de su ensoñación.
-¡Scorpius! – la castaña se levantó rápidamente.
[Puedes hacerlo, Hermione]
-¡No sé cómo! – gritó asustada, buscando desesperadamente aquella voz misteriosa a su alrededor.
La lluvia volvió con intensidad.
[Tranquila, yo te ayudaré]


*****


Las puertas de San Mungo se abrieron bruscamente dejando pasar a una figura que era rodeada por un aura violeta. Con forme Hermione caminaba por los pasillos del hospital, todo aquel que estuviera cerca de ella caía en un profundo sueño, la muchacha se centró en llegar a la habitación de su objetivo.
La puerta se abrió con violencia, sobresaltando a la única persona que se mantenía despierta. Sin embargo; Draco no pudo mantenerse despierto, simplemente cayó dormido. Hermione llegó hasta el lado de Scorpius, acarició la mejilla del pequeño con su mano derecha.
-Perdóname, Scorpius – susurró, observándolo detenidamente – Nunca quise que nada malo te pasara.
[Mi pequeño, lamento haberte dejado tan pronto. Prometo cuidarte siempre]
Hermione le dio un casto beso en la frente.


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