lunes, 3 de agosto de 2015

Capítulo 2. Stan

Entre gorros y bufandas



Capítulo 2. 

Stan


-¡Louiiisss! – una muy, demasiada, conocida voz llegó hasta los oídos del aludido.
-Hola, amigo – saludó, sin despegar la mirada del espejo.
El recién llegado se dejó caer en la cama del castaño.
-¿Estas emocionado? Yo lo estoy, ya quiero estar ahí…
-Tu emoción es contagiosa – dejó salir sarcástico un tercer muchacho dirigiéndose hacia Louis, quien seguía frente al espejo.
-Estoy emocionado por dentro – respondió, forzando una sonrisa.
-Por fin, estaremos los tres juntos, como en el preescolar – Stan se levantó y abrazó a ambos chicos por los hombros – eso es asombroso.
-Estar en un internado no es ninguna emoción- musitó Louis.
-Para nuestras madres lo es – reconoció Liam – gracias, Stan, tú siempre tan oportuno con tus ideas.
-¿Acaso no era lo que querían? Y por qué te quejas Liam, tú has estado ahí desde el primer año. No es como si hubiera convencido a tu madre a que te metiera a estudiar ahí.
-Stan tiene razón, Liam – reconoció Louis.
-Tú siempre le das la razón a él – rodó los ojos.
-¡No siempre! – se quejaron ambos muchachos.

[…]

Los tres muchachos frente a las puertas del colegio.
-Ya estamos aquí – dejó salir Stan.
-Es el último año antes de entrar a la universidad, así que hay que dejar las tonterías y enfocarnos en lo que importa, ¿de acuerdo?
-Wow, miren al pequeño Louis, ya es todo un futuro universitario – dejó salir sarcástico Liam.
-Oh, cállate – Louis rodó los ojos, adentrándose al que sería su hogar en el próximo año.
-¿Te inscribirás al equipo de futbol, Louis? – Preguntó Stan – sería genial tenerte, eres muy bueno.
-Di que sí, por favor – pidió Liam, Louis alzó una ceja. Era extraño que su amigo robusto suplicara por algo – créeme, nada me daría más gusto que deshacerme del estúpido ese.
Stan sonrió para sus adentros.
-¿De quién hablas?
-Del chico ese, que hizo que ganáramos el torneo internacional estudiantil. Nadie importante, según él – explicó Stan – estoy seguro que el entrenador primero querrá que le corten las piernas antes de dejar ir a ese chico.
-Soñar no cuesta nada – Liam se encogió de hombros.
-¿Qué dices? – Presionó Stan – ¡Los tres estaríamos juntos! Además, Liam es el capitán, fácilmente te aceptaran entrar.
-No lo sé – respondió no muy convencido – pasaremos mucho tiempo juntos, solo llevamos medio día y ya me estoy arrepintiendo de mi decisión.
Stan dejó caer su mandíbula, sorprendido.
-Bromeaba – Louis le dio zape en la cabeza – Stan, eres tan ingenuo…

[…]

-Sí, sí, sí… - Stan brincaba de un lado a otro por todo el pasillo.
-Lo dije antes y esta vez es en serio. Me estoy arrepintiendo.
-Déjalo disfrutar su momento – Liam sonrió – No siempre corre con la misma suerte.
-¿Tú con quien compartirás habitación? – preguntó Louis, ya que él y Stan estarían juntos. No por nada el muchacho saltaba y daba marometas como porrista por todo el pasillo para expresar su felicidad - ¡Te romperás un brazo, Stan! – regañó Louis.
-Con Zayn.
-Ese chico que también está en el equipo, ¿cierto?
-Sí, el mismo que una vez me acompañó a tu casa cuando fue tu cumpleaños.
-Cierto.
-¡Aquí es! – Stan señaló hacia la puerta que tenía frente a él – ¡Es nuestra habitación, Louis!
-Demonios, creo que nadie te escuchó, Stan.
-Suerte amigo – se despidió Liam – si necesitas algo, estoy a tres puertas – señaló su habitación, que estaba a su derecha.
-Genial – Louis sonrió.

[…]

-Te amo… Eduardo – Louis había dicho. Pero Louis no era él… sino ella. Una adolescente con hermosos ojos azules, frente a ella estaba un muchacho de orbes esmeraldas brillantes.
-Luisa, yo te amo más, pero…
-Lo sé, tienes prometida – Louis se puso triste, ¿Por qué demonios los padres de Eduardo tenían que seguir con las tradiciones arcaicas? ¡Ya nadie comprometía a sus hijos antes de nacer!
-Eso no impedirá que te amé con locura – Eduardo la acarició de las mejillas.
Por dios, amaba a ese muchacho. Su voz gruesa solo le daba el aspecto de un adulto maduro, cuando en realidad era un adolescente de 17 años. Sus bellos rulos chocolates lo hacían ver adorable como un dulce panda. Y esos hoyuelos que se le formaban cada vez que le brindaba la más dulce de las sonrisas no hacían más que hacerlo morir de tanta dulzura.
-Nuestro amor es prohibido, pero estoy segura que a pesar de todo nuestro destino es estar juntos por siempre – Louis/Luisa declaró.
-Siempre, en cada una de las vidas en las que reencarne – declaro, atreviéndose a besarla…
Mejor dicho, besarlo…

Frunció el ceño, ¿Por qué de repente Eduardo olía como Stan?
-¡Louis, despierta!
-¡Ahhhh! – El castaño dio un brinco al ver a Stan frente a él, cayó al suelo - ¿Qué demonios fue eso, Stan? – gruñó, sobándose la cabeza, demonios el piso estaba muy, muy duro.
-Creo que estabas teniendo una pesadilla – se disculpó el muchacho – tu cara tenía un gesto raro…
-¡No estaba teniendo una pesadilla! – Se quejó – ¡Estaban por besarme!
-¿En serio? ¿Quién? – preguntó curioso.
Louis abrió y cerró la boca un par de veces, no estaba muy seguro quien lo iba a besar, solo recordaba unas hermosas orbes esmeraldas y una corbata fucsia.



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