miércoles, 20 de abril de 2016

Capitulo Catorce. Confesión.

NUEVES MESES


Capitulo Catorce. 

Confesión



Con una sonrisa pintada en su rostro, Mike se dirigió hacia la puerta. Al abrirla su sonrisa desapareció, agrandó demasiado los ojos y sin siquiera pensarlo, la cerró de golpe. Solo se escuchó el quejido de Ashton del otro lado de la puerta.
Mike corrió y se escondió bajo su cama, últimamente ese lugar le parecía el más seguro de todo el colegio. Calum frunció el ceño. Se dirigió hacia la puerta y al abrirla se encontró con Ashton, quien se frotaba la mejilla derecha.
-¿Qué demonios le pasa a tu amigo? – le reclamó.
-¿Qué haces aquí? – ignoró la pregunta, cerró la puerta.
-Busco a Clifford.
-No está.
-Me acaba de estampar la puerta en la cara, por supuesto que sí está.
-Si yo digo que no es está, es porque así es – Calum lo fulminó con la mirada.
-¿Qué demonios pasa? – Ashton estaba harto de no saber nada - ¿qué clase de broma es está?
-Lárgate, Irwin – ordenó el moreno.
-No me voy de aquí hasta hablar con Clifford – frunció el ceño. Calum respiró profundamente, con un movimiento rápido agarró a Ashton del cuello de la camisa.
-Escúchame muy bien, Irwin – no es que el rizado tuviera miedo, pero nunca había visto a Calum enojado. Además, su agarre le estaba cortando la respiración -  Aléjate de Michael.
-¿O qué? – alcanzó a preguntar, Grisel se le resbaló de la mochila.
-Solo aléjate – Calum lo soltó, empujándolo hacia el suelo. Ashton cayó de bruces.
-Dile a tu amigo que no puede ignorarme por siempre – gruñó. Calum entró a la habitación -¡Escuchaste Clifford! ¡No puedes ignorarme por siempre! – gritó, pateando la puerta.
Enfadado se levantó. Tomó a Grisel y se fue a su primera clase.
-Lo siento – Calum se disculpó, sentándose en la cama. Mike salió de su escondite, sentándose a su lado.
-Eso fue horrible.
-Él tiene razón – el moreno lo miró fijamente – no puedes ignorarlo por siempre.
-Lo sé…
-Te acompaño a clases – se ofreció. Mike asintió levemente.
El teñido estaba nervioso. Si había reaccionado de esa manera con Ashton, no se imaginaba cómo sería al encontrarse con Thomas. Y en verdad deseó no haber siquiera pensado en esa posibilidad, porque como arte de magia, el aludido llegó frente a ellos.
-Hola – saludó el de lentes.
-Thomas, te busqué ayer y… ¿Mike? – Calum frunció el ceño al ver a su amigo más pálido de lo normal, pareciera como si acabara de ver un fantasma.
-Yo… eh… yo… - no podía formular palabra alguna.
A Mike se le venía a la mente las últimas palabras de su amigo, no podía olvidar el beso que le había dado.
-¿Estás bien? – Calum frunció el ceño. Thomas alzó una ceja, mirándolo fijamente.
Mike no pudo con la presión, salió corriendo.
-¡Mike! – el moreno fue tras de él.

[…]

Ashton entendía cada vez menos, pero no iba a reprobar por culpa del idiota de Michael, era por eso que en esos momentos estaba escribiendo a una velocidad inverosímil el reporte para la materia de Cuidados Maternos. Y si tenía que inventar actividades que supuestamente había realizado con Clifford, lo haría.
-Michael Idiota Clifford – murmuró, mientras escribía el nombre de su compañero de trabajo – Uno menos, faltan tres…
El rizado gruñó.
Pareciera que los profesores tenían como único fin, hacer infelices a sus alumnos. ¡Cinco! Tenía que haber hecho cinco ensayos para el fin de semana y dos eran para la misma clase. Eso era una burla. Refunfuñando comenzó a escribir el segundo ensayo de ese día.
-Hola, Ashton – ese era Luke, su amigo, el único que disfrutaba de los deberes escolares.
-Luke – saludó, distraídamente. No quería perder tiempo, le quedaban diez minutos del desayuno para terminar el ensayo.
El rubio comenzó hablarle algo sobre que los ensayos debió de haberlos hecho el fin de semana y no a última hora en pleno desayuno.  Y Ashton no quería perder tiempo explicándole que no pudo hacerlos porque a Thomas se le ocurrió dejarlo afuera de la habitación y tuvo que irse a dormir en la biblioteca en el último cubículo, ahí donde durmió con Michael. Y que tuvo que ingeniárselas para salir, porque vamos, los domingos no abren la biblioteca. Y estaba tan agotado que solo consiguió hacer un ensayo a medias.
-Ajá… - dejó salir cuando Luke frunció el ceño.
Después Luke comenzó a decirle del reportaje especial, lo que le hizo recordar que debe tomar más fotos porque las del fin de semana no le sirvieron demasiado. Todas fuera de foco. Gruñó.
-No se te olvide – le recordó el rubio, antes de levantarse e irse.
-No lo haré – respondió, recordándose mentalmente que debía recordar algo que Luke le ha dicho y que no sabe qué demonios es.

[…]

Mike se encuentra escondido en el cuarto de suministros. Calum batalló un poco para saber en dónde estaba.
-Te he buscado en todas partes – le confesó.
-Aquí estoy – respondió.
-¿Todo bien? – aunque Calum sabe que  nada está bien.
Mike negó con la cabeza.
-Estoy frito, Calum – musitó. El moreno alzó una ceja.
-Mike…
-¿Sabías que Thomas trata mal a Ashton porque yo le gusto?
-¿Qué? – Calum parpadeó un par de veces, tratando de darle forma a la reciente confesión.
Y entonces Mike suelta todo. Le confiesa a Calum todo lo que Thomas le dijo e hizo ese día cuando fue por la ropa de Ashton.
-Thomas… pero Thomas él… – Calum está sorprendido. Y no sabía muy bien qué preguntar.
-Imagínate cómo estoy yo – confesó el teñido - ¡Me besó!
-Por eso huiste de él en la mañana.
-No lo había visto desde el beso.
-¿Y por qué huyes de Ashton?
-No quiero que Thomas me vea con él – se encogió de hombros.
-Mike, tienes que hablar con ambos – el teñido lo miró horrorizado – primero con uno, después con el otro. Aclarar las cosas.
-No le puedo decir a Thomas que deje de sentir lo que hace. Y a Ashton no le puedo decir que me gusta.
-No me refería a eso – Calum se rascó la cabeza.
-¿Entonces? – el moreno suspiró largamente.
-Le debo una enorme disculpa a Ashton – confesó – lo traté muy mal en la mañana.
-Yo le estampé la puerta en la cara – musitó el teñido – seguro me odia, no he cuidado a Grisel, no hicimos el ensayo y no he entrado a clases y… ¿Por qué no estás en clase? – frunció el ceño, su amigo debería estar en clases de Cuidados Maternos en esos momentos.
-El profesor no llegó – el moreno se encogió de hombros. Mike suspiró, aliviado.
-Te acompaño a la habitación.
-Gracias, Calum. Eres un gran amigo. Un día de estos te compensaré – le sonrió.




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