NUEVES MESES
Capitulo Catorce.
Confesión
Con
una sonrisa pintada en su rostro, Mike se dirigió hacia la puerta. Al abrirla
su sonrisa desapareció, agrandó demasiado los ojos y sin siquiera pensarlo, la
cerró de golpe. Solo se escuchó el quejido de Ashton del otro lado de la
puerta.
Mike
corrió y se escondió bajo su cama, últimamente ese lugar le parecía el más
seguro de todo el colegio. Calum frunció el ceño. Se dirigió hacia la puerta y
al abrirla se encontró con Ashton, quien se frotaba la mejilla derecha.
-¿Qué
demonios le pasa a tu amigo? – le reclamó.
-¿Qué
haces aquí? – ignoró la pregunta, cerró la puerta.
-Busco
a Clifford.
-No
está.
-Me
acaba de estampar la puerta en la cara, por supuesto que sí está.
-Si
yo digo que no es está, es porque así es – Calum lo fulminó con la mirada.
-¿Qué
demonios pasa? – Ashton estaba harto de no saber nada - ¿qué clase de broma es
está?
-Lárgate,
Irwin – ordenó el moreno.
-No
me voy de aquí hasta hablar con Clifford – frunció el ceño. Calum respiró
profundamente, con un movimiento rápido agarró a Ashton del cuello de la
camisa.
-Escúchame
muy bien, Irwin – no es que el rizado tuviera miedo, pero nunca había visto a
Calum enojado. Además, su agarre le estaba cortando la respiración - Aléjate de Michael.
-¿O
qué? – alcanzó a preguntar, Grisel se le resbaló de la mochila.
-Solo
aléjate – Calum lo soltó, empujándolo hacia el suelo. Ashton cayó de bruces.
-Dile
a tu amigo que no puede ignorarme por siempre – gruñó. Calum entró a la
habitación -¡Escuchaste Clifford! ¡No puedes ignorarme por siempre! – gritó, pateando
la puerta.
Enfadado
se levantó. Tomó a Grisel y se fue a su primera clase.
-Lo
siento – Calum se disculpó, sentándose en la cama. Mike salió de su escondite,
sentándose a su lado.
-Eso
fue horrible.
-Él
tiene razón – el moreno lo miró fijamente – no puedes ignorarlo por siempre.
-Lo
sé…
-Te
acompaño a clases – se ofreció. Mike asintió levemente.
El
teñido estaba nervioso. Si había reaccionado de esa manera con Ashton, no se
imaginaba cómo sería al encontrarse con Thomas. Y en verdad deseó no haber siquiera
pensado en esa posibilidad, porque como arte de magia, el aludido llegó frente
a ellos.
-Hola
– saludó el de lentes.
-Thomas,
te busqué ayer y… ¿Mike? – Calum frunció el ceño al ver a su amigo más pálido
de lo normal, pareciera como si acabara de ver un fantasma.
-Yo…
eh… yo… - no podía formular palabra alguna.
A
Mike se le venía a la mente las últimas palabras de su amigo, no podía olvidar
el beso que le había dado.
-¿Estás
bien? – Calum frunció el ceño. Thomas alzó una ceja, mirándolo fijamente.
Mike
no pudo con la presión, salió corriendo.
-¡Mike!
– el moreno fue tras de él.
[…]
Ashton
entendía cada vez menos, pero no iba a reprobar por culpa del idiota de
Michael, era por eso que en esos momentos estaba escribiendo a una velocidad
inverosímil el reporte para la materia de Cuidados Maternos. Y si tenía que
inventar actividades que supuestamente había realizado con Clifford, lo haría.
-Michael
Idiota Clifford – murmuró, mientras escribía el nombre de su compañero de
trabajo – Uno menos, faltan tres…
El
rizado gruñó.
Pareciera
que los profesores tenían como único fin, hacer infelices a sus alumnos.
¡Cinco! Tenía que haber hecho cinco ensayos para el fin de semana y dos eran
para la misma clase. Eso era una burla. Refunfuñando comenzó a escribir el
segundo ensayo de ese día.
-Hola,
Ashton – ese era Luke, su amigo, el único que disfrutaba de los deberes
escolares.
-Luke
– saludó, distraídamente. No quería perder tiempo, le quedaban diez minutos del
desayuno para terminar el ensayo.
El
rubio comenzó hablarle algo sobre que los ensayos debió de haberlos hecho el
fin de semana y no a última hora en pleno desayuno. Y Ashton no quería perder tiempo explicándole
que no pudo hacerlos porque a Thomas se le ocurrió dejarlo afuera de la
habitación y tuvo que irse a dormir en la biblioteca en el último cubículo, ahí
donde durmió con Michael. Y que tuvo que ingeniárselas para salir, porque
vamos, los domingos no abren la biblioteca. Y estaba tan agotado que solo
consiguió hacer un ensayo a medias.
-Ajá…
- dejó salir cuando Luke frunció el ceño.
Después
Luke comenzó a decirle del reportaje especial, lo que le hizo recordar que debe
tomar más fotos porque las del fin de semana no le sirvieron demasiado. Todas
fuera de foco. Gruñó.
-No
se te olvide – le recordó el rubio, antes de levantarse e irse.
-No
lo haré – respondió, recordándose mentalmente que debía recordar algo que Luke
le ha dicho y que no sabe qué demonios es.
[…]
Mike
se encuentra escondido en el cuarto de suministros. Calum batalló un poco para
saber en dónde estaba.
-Te
he buscado en todas partes – le confesó.
-Aquí
estoy – respondió.
-¿Todo
bien? – aunque Calum sabe que nada está
bien.
Mike
negó con la cabeza.
-Estoy
frito, Calum – musitó. El moreno alzó una ceja.
-Mike…
-¿Sabías
que Thomas trata mal a Ashton porque yo le gusto?
-¿Qué?
– Calum parpadeó un par de veces, tratando de darle forma a la reciente
confesión.
Y
entonces Mike suelta todo. Le confiesa a Calum todo lo que Thomas le dijo e
hizo ese día cuando fue por la ropa de Ashton.
-Thomas…
pero Thomas él… – Calum está sorprendido. Y no sabía muy bien qué preguntar.
-Imagínate
cómo estoy yo – confesó el teñido - ¡Me besó!
-Por
eso huiste de él en la mañana.
-No
lo había visto desde el beso.
-¿Y
por qué huyes de Ashton?
-No
quiero que Thomas me vea con él – se encogió de hombros.
-Mike,
tienes que hablar con ambos – el teñido lo miró horrorizado – primero con uno,
después con el otro. Aclarar las cosas.
-No
le puedo decir a Thomas que deje de sentir lo que hace. Y a Ashton no le puedo
decir que me gusta.
-No
me refería a eso – Calum se rascó la cabeza.
-¿Entonces?
– el moreno suspiró largamente.
-Le
debo una enorme disculpa a Ashton – confesó – lo traté muy mal en la mañana.
-Yo
le estampé la puerta en la cara – musitó el teñido – seguro me odia, no he
cuidado a Grisel, no hicimos el ensayo y no he entrado a clases y… ¿Por qué no
estás en clase? – frunció el ceño, su amigo debería estar en clases de Cuidados
Maternos en esos momentos.
-El
profesor no llegó – el moreno se encogió de hombros. Mike suspiró, aliviado.
-Te
acompaño a la habitación.
-Gracias,
Calum. Eres un gran amigo. Un día de estos te compensaré – le sonrió.
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