jueves, 21 de abril de 2016

Capitulo Quince. Confrontación

NUEVES MESES


Capitulo Quince. 

Confrontación



-¿Adivina quién ha venido a secuestrarte? – Calum jugueteó con ambas cejas. Mike gruñó, enterrando su cara en la almohada – Vamos, Mike. Es hora de la comida.
-No quiero ir – sentenció.
-Morirás de hambre y no quiero ser sospechoso de tu suicidio – se sentó a su lado. Mike alzó una ceja.
-Ayer te brincaste la cena. Hoy el desayuno. No puedes vivir solo de barritas energéticas – aclaró.
-Puedo hacerlo…
-No es una opción, vamos, Mike – Calum le dio unas palmaditas a su espalda.
-No quiero verlos.
-No los verás.
-Eso me dijiste la última vez y no te quiero recordar lo que pasó – Calum gruñó.
-Haremos esto, compramos algo y lo comemos aquí – le sonrió. Mike lo pensó detenidamente.
-De acuerdo. Ve tú primero, no quiero toparme con Ashton.
-Bien – Calum rodó los ojos, abrió la puerta y miró para todos lados asegurándose que tanto Ashton como Thomas no estuvieran cerca.
De camino al comedor, Calum y Mike lo hicieron con cautela.

[….]

Ashton llevaba a Grisel en la mochila, la verdad ya se estaba acostumbrando a traer al robot consigo, solo esperaba que no fuera así hasta el final del año. Tenía que hablar con Michael y asegurarse que éste asistiera a clases. Tal vez el teñido podría darse el lujo de reprobar la materia pero él no.
Y como si con el solo pensamiento fuera invocado, vio a Clifford al otro lado del pasillo junto a Calum. Lo primero que tenía que hacer era buscar la manera de hablar con el teñido sin que Calum estuviera presente, no es que le tuviera miedo, pero era mejor mantenerse lejos de él.
La oportunidad se presentó en cuanto entraron al comedor, Calum fue abordado por Allison y pareció olvidarse de todo, incluido de Michael. Ashton sonrió. Llegó hasta con el teñido, lo tomó del brazo y lo llevó hasta el pasillo de afuera.
-¡Ashton! – lo miró horrorizado.
-Tenemos que hablar – aclaró el rizado.
Mike estaba asustado, en verdad no quería que Thomas los viera juntos. No quería siquiera pensar en lo que le haría a Ashton ahora que ya sabía los motivos. Si antes era cruel, ahora sería mucho peor. Ashton, frente a él, le recuerda el trato que fijaron al inicio de año y que no quiere reprobar la materia, menciona algo de Grisel y Mike, en verdad, quiere irse de ahí.
-Sí, sí – dijo, interrumpiendo al rizado – lo que digas.
-¡Ey! Estoy hablando en serio – Ashton frunció el ceño – No quiero reprobar.
-No romperé el trato. Iré a clases – aseguró.
-Espero que hables en serio – el rizado lo miró ceñudo.
-¡Lo estoy! ¡Solo aléjate de mí! Entre menos hablemos mejor – gruñó, empujándolo.
Ashton parpadeó un par de veces, la actitud de Michael lo tomó por sorpresa.
-Si ese era el problema, desde un inicio lo hubieras dicho – musitó. El teñido agrandó los ojos, ¿Qué demonios había hecho?
-Eh… yo…
-Hice el reporte por ambos – el rizado no esperó respuesta, entró al comedor.
Mike llevó ambas manos a su cabeza.
-¡Soy un imbécil!

[…]

Si encontrarse con Thomas después del beso y haberse peleado con Ashton en la comida fue realmente incómodo, Mike no sabía cómo sentirse en ese momento. Ha cumplido con su palabra, está en clases de Cuidados Maternos, a su lado está Ashton, quien lo evita en todo lo posible. Siente la mirada de Thomas sobre él y en verdad no sabe qué hacer.
Mueve su pie rítmicamente, golpetea el lápiz contra la mesa y se está comiendo las uñas de la mano izquierda. Hasta que alguien lo detiene.
-Basta – Ashton gruñó.
El rizado sabía que no debía cruzar palabras con el teñido, pero sus acciones lo están poniendo de nervios. Mike lo miró como si lo estuviera viendo por primera vez, el rizado alza una ceja. Y justo cuando Mike está por decirle algo, un pedazo de papel mojado se estampa en la mejilla izquierda de Ashton. Se escucha la voz burlona de Thomas al fondo del aula. El teñido entra en pánico.
-¡Profesor! – gritó, llamando la atención del resto de la clase.
-No es necesario que grite, señor Clifford.
-Lo siento… es solo que… que… - siente la mirada de todos sobre él. Cierra los ojos y vuelve a gritar - ¡Quiero cambiar de compañero de trabajo!
Ashton es el único que no está sorprendido por la petición del teñido.
-Lo siento, señor Clifford. No hay cambios, fui muy claro al inicio de año.
-Puede ser para el próximo bloque – sugiere. Porque de hecho, eso es la próxima semana.
-No. Tendrás que aprender a trabajar con personas que no quieres – miró a Ashton, quien tenía la mirada fija hacia el frente – Resuelvan sus diferencias, porque No habrá cambios – advierte.
Mike suspira, al menos lo ha intentado, ¿no?
Los minutos pasaban demasiados lentos, o eso pensó Mike. Solo miraba con insistencia el reloj de pared. En cambio Ashton, prefirió ignorarlo. Estaba más que claro que Michael no quería saber nada de él. Ni siquiera sabía el motivo de su actitud y prefirió dejarlo así. Era más importante terminar de hacer el ensayo para la última clase que tratar de averiguar qué demonios le pasaba a Clifford. Y hablando de ensayos… Ashton en verdad necesitaba estar en la biblioteca para terminarlo. Solo tenía un pequeño detalle.
-Recuerden que el trabajo final es para dentro de tres días – anunció el profesor antes de retirarse de la clase.
-Clifford… - llamó el rizado.
-Yo lo hago, pondré el nombre de ambos – acortó el teñido. Ashton alzó una ceja.
-No me refería a eso – gruñó – es Grisel. ¿Crees que puedas cuidarla hoy? Necesito ir a la biblioteca y ya me advirtieron que no me dejaran entrar con el robot y…
-¡Bla, bla, bla! – Mike se levantó rápidamente, interrumpiendo al rizado - ¡Cómo detesto el sonido de tu voz!
Calum y Ashton fruncieron el ceño. Thomas soltó una carcajada ante la confesión del teñido. Los pocos alumnos que se habían rezagado se quedaron a escuchar.
-¡Es tu turno! No me dejes todo el trabajo a mí - Ashton frunció el ceño.
Una cosa era que Mike no lo soportara y otra, dejarse gritonear solo porque el señorito se le hinchaba su regalada gana. El rizado se levantó y agarró sus cosas.
-Con un “No”, bastaba – lo fulminó con la mirada, salió del salón.
-¡Problemas en el paraíso, Fletcher! – gritó Thomas, riéndose.
-¿Qué demonios haces, Mike? – interrogó Calum.
-No lo sé – soltó arrepentido.
Thomas dejó de reírse al ver a Mike triste.



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