Entre gorros y bufandas
Capítulo 8. Tregua
Louis estuvo por saludar
cuando Harry dejó caer nuevamente sus libros.
-Lo siento – se disculpó,
rápidamente recogió sus libros.
-Hola – Louis saludó,
sonriente – eres Edward, ¿cierto? Yo quería… bueno… no sé si… ¿me escuchas?
¿Qué es esto? – el ojiazul estaba confundido, no había podido articular oración
alguna porque Harry había comenzado a hurgar entre sus cosas, ignorándolo
completamente hasta que puso un par de monedas sobre sus manos.
-¿Te debo diez pesos? –
tentó el ojiverde, observándolo fijamente.
-No – frunció el ceño
Louis, la verdad era que no entendía nada.
-No traigo más dinero –
confesó Harry – pero… te lo puedo dar mañana.
-No entiendo – dejó salir,
observando el par de monedas de diez pesos. Y fue ahí cuando algo hizo click en
su cerebro. ¡Cierto! ¡El desayuno! – Olvídalo – le devolvió las monedas.
-¿Qué?
-No me debes nada – negó
con la cabeza – el que te debe una disculpa y una ida a la lavandería soy yo.
Si mal no lo recuerdo ensucié esa playera roja.
-Pero te dejé sin
desayunar – recordó Harry, mirándolo fijamente. Y en verdad se sentía culpable.
Louis se perdió en esa
mirada verde. Dios, se estaba volviendo loco, ¿en dónde demonios había visto
esa mirada? ¿Por qué se le hacía condenadamente conocido ese muchacho? Sacudió
la cabeza.
-En ese caso, fui yo el
que te dejó sin desayunar, te fuiste sin haberte comido ese sabroso bionico de plátano. Quedó ahí en el
suelo acompañado del resto de mi desayuno – Harry se sonrojó.
-Es que… yo…
-Además, debo disculparme
en nombre de Liam. Él simplemente explotó contigo, cuando no tenía que hacerlo.
-No importa.
-Entonces… ¿todo bien? –
Louis le extendió la mano.
-Supongo – Harry se
encogió de hombros, aceptando su mano.
-Por cierto. Soy Louis
Tomlinson.
-Gusto en conocerte,
Louis. Soy…
-¿Harry Edward Styles, o
Edward Harry Styles?
-El primero – le sonrió,
haciendo relucir sus hoyuelos. Louis abrió la boca de manera exagerada.
Definitivamente debía de conocer a este chico. Jamás olvidaría esa sonrisa… pero al parecer a la persona sí.
No recordaba al muchacho, pero rasgos de él sí. ¿Eso puede ser posible?
-¿Entonces…? ¿Cuándo
quieres que nos reunamos para el trabajo?
Harry pareció meditar.
-Después del tercer
descanso, en la biblioteca – le dijo, encaminándose hacia la salida.
-¡Perfecto! – respondió,
siguiéndole el paso.
En total había cuatro
descansos en el día. El primero era a las 8 de la mañana, el desayuno. El
segundo era a las 2 de la tarde, la comida. El tercero a las 5 de la tarde, un
pequeño refrigerio. Y por último la cena, a las 8 de la noche.
El verse después del
tercer descanso era genial, porque alcanzaba a ir al entrenamiento y… espera…
¡Styles! Él era Styles, el jugador estrella del entrenador.
-Hasta el rato, entonces –
se despidió el ojiverde.
-¡Harry! – Saludó Zayn,
alargando las palabras, en cuanto tuvo a su amigo a la vista - ¡Te he
extrañado! – Lo abrazó por los hombros - ¿sabes qué hora es?
-¡Hora de aventuras! –
respondió Niall.
-No, troglodita, es hora del helado – Zayn lo empujó levemente.
Louis observó al trio
alejarse lentamente. Ya extrañaba al muchacho. Sacudió la cabeza. Temía que con
el paso del tiempo se quedaría sin cabeza por tanta sacudida.
[…]
Los tres chicos entraron a
la heladería de enfrente. Niall fue el primero en separarse al ver una muchacha
de cabellera rojiza y grandes ojos color miel.
-Hola, Mina – saludó -
¿Cómo te ha ido?
-Niall, nos vimos en la
mañana – sonrió, entretenida la muchacha.
-Y no sabes lo eterno que
ha sido todo ese tiempo – le guiñó el ojo derecho. Harry y Zayn se miraron entre ellos amortiguando sus risas.
-Hola, muchachos – saludó
al par que se había adelantado a sentarse en la esquina.
-Hola, Mina – saludaron al
unísono.
-¿Qué van a tomar?
-Lo mismo de siempre –
respondió Niall – para Harry doble porción, por favor.
-Pero hoy hay
entrenamiento, les dolerá la barriga – reprendió.
-Somos chicos rebeldes, ya
sabes – confesó el rubio, uniéndose a sus amigos en la mesa. La muchacha
sonrió.
-Entonces, helado
napolitano para Zayn, de chocolate para Niall y doble fresa para Harry –
recitó.
-Perfecto, ¿Cuándo nos
casamos? – La pelirroja rodó los ojos, sonriendo – ¡No es broma! – el rubio
sonrió. Una vez lejos Mina, le susurró a sus amigos – no estaba bromeando.
-Lo sabemos, Niall. Lo
sabemos – Zayn confesó.
Mina regresó a los pocos
minutos con el pedido de los muchachos, Niall se encargó de agradecerle muchas
veces.
-¿Cómo estuvo Historia? –
preguntó Zayn. Harry mordió su labio inferior antes de responderle un “bien”
apenas audible.
-Estas en el grupo de Luke
y Michael, ¿cierto? – preguntó Niall, mientras engullía una buena porción de su
helado.
-Si – el rizado respondió.
-Ellos están en el grupo A
– dejó salir Zayn – Siempre hemos estado en el grupo B, y era lógico que si
repitieras curso te inscribieran en el 2°B y no en el 2°A ¿Cómo es eso posible?
Harry se encogió de
hombros, la verdad era que no tenía idea cómo había terminado en el grupo A. al
menos el resto de las clases las tomaba con su grupo de origen, es decir con el
B.
[…]
-¡Estoy a reventar! – Exclamó
Niall varios minutos después, mientras se sobaba la barriga – no creo que pueda
con el entrenamiento, el amor de mi vida tenía razón, debí de hacerle caso.
-¿El amor de tu vida? –
repitió el moreno, divertido – wow, te ha llegado profundo el amor, ¿cierto?
-No tienes idea –
respondió poniendo una mano en su pecho mientras veía directamente a la
muchacha pelirroja.
Un beep sonó y los tres muchachos sacaron sus beeper.
-No es el mío – dejaron
salir al unísono Niall y Zayn.
-Es el mío… - Harry
frunció ligeramente el ceño.
-¿Quién te ha mandado un
mensaje? – quiso saber el moreno.
-Simon.
-¿El entrenador? – Niall parpadeó
un par de veces.
-¿Cuántos Simon conoces? –
Zayn se burló – tendrá noticias sobre el equipo – se dirigió a Harry.
-Tal vez… me quiere ver en
su oficina.
-Te acompañamos – ofreció
Zayn, levantándose.
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