NUEVES MESES
Capitulo Dieciocho.
Odio
-Lo
odio – Thomas estaba de espaldas de la mujer – Por su culpa me han castigado
dos semanas.
-¿Qué
hizo para que te castigaran? – quiso saber.
-Me
culpó. Dijo que yo le arrojé agua sobre él – se dio la vuelta.
-¿Y
lo hiciste?
-Si
– sonrió de lado. La mujer suspiró.
-Thomas…
-¡No
puedo evitarlo! Estaba con… mi amigo – murmuró – además, tiene preferencias
hasta con el director – la mujer alzó una ceja – se supone que con este reporte
lo suspenderían tres días. No fue así. En lugar de eso le agregaron más
castigos.
-¿Querías
que lo suspendieran?
-¡Por
supuesto! Así mi padre se daría cuenta que Fletcher es un imbécil y dejaría de
hablar maravillas de él.
-Thomas,
tu enojo hacia Fletcher es por tu padre, no porque tengas celos por tu amigo.
-No
estoy enojado, lo odio – aclaró – Lo odio por meterse con mi familia, con mis
amigos, conmigo…
-¿Contigo?
A
Thomas se le vino a la mente un recuerdo de un par de años atrás, su padre
acababa de decirle a Ashton que estaba orgulloso de él por haber elegido la
carrera que por tantos años había insistido que Thomas lo hiciera. Al de lentes
no le pareció tal osadía. A él jamás le había dicho tales palabras. Se enojó
tanto que en un arrebato de ira quebró la cámara fotográfica favorita de su
padre. Cuando el señor Bishop se dio cuenta de lo sucedido, con la cámara
inservible en manos, reclamó a Thomas. Le dijo palabras que al de lentes aún le
duele recordar. Entonces apareció él. Fletcher lo defendió. Incluso se culpó
por la cámara rota. Su padre no lo regañó. Le dijo que “los accidentes pasan”.
Terminó comprándole una cámara. Y con Thomas no se disculpó. O tal vez sí, pero
el de lentes estaba tan enojado que no quiso escucharlo. Desde ese momento supo
que el rizado sería una amenaza.
-Lo
odio – soltó, se dio la vuelta y salió del consultorio.
[…]
-Eso
se ve horrible – confesó Calum, señalándole el cuello a Mike – es mejor ir con
la enfermera.
-Es
una alergia muy severa – aclaró Mike, su amigo no hizo caso y comenzó a
empujarlo hacia la enfermería.
Después
de varias examinaciones, la enfermera lo miró atentamente.
-Urticaria
por estrés – soltó – es común entre los estudiantes, sobre todo a finales del
trimestre. Te recetaré una pomada.
-¿Con
eso ya no tendrá comezón? – quiso saber Calum.
-Ninguna,
pero será mejor que también te relajes. Bajo mucho estrés hará que empeores.
-Bien
– murmuró
Salieron
de la enfermería.
-¿Cómo
demonios haré para relajarme? Hoy tengo castigo con los que me provocan la peor
urticaria del mundo – soltó.
-Es
mejor que los ignores o como buena persona, habla con ellos y arregla el
problema – jugueteó con sus cejas. Mike resopló.
[…]
Ashton
salió del aula de castigo rápidamente. Fue la hora más larga que pudo haber
pasado. Internamente agradeció que tanto Thomas como Clifford lo hubieran
ignorado. Había conseguido que el profesor Vargas le diera otra oportunidad
para entregar el ensayo a cambio de entregar dos y no uno. El rizado no le
importó, no quería reprobar.
Corrió
hasta llegar a la habitación para comenzar, en dos días se terminaba el
trimestre y debía terminar todos los trabajos finales. Por suerte, Clifford
tuvo la decencia de ofrecerse para hacer el trabajo final de Cuidados Maternos.
Después
de dos horas, Ashton estaba bostezando. Tenía que leer tres capítulos para
hacer el ensayo adicional, y aún le faltaba un capitulo por leer. Los ojos
comenzaron a cerrársele lentamente, se dio un par de palmadas en las mejillas
para despertar un poco. Eso le funcionó las primeras tres veces. Después de la
quinta vez, ya no supo más de él.
[…]
-Debo
hablar con él – soltó Mike. Calum siguió su mirada hasta toparse con Thomas,
quien cenaba al lado de su novia.
-Es
un comienzo – reconoció. El teñido le sonrió.
Thomas
acompañó a su novia hasta el edificio del dormitorio de las chicas.
-Hasta
mañana – se despidió, acariciándole la mejilla.
-Adiós
– Allison se acercó para darle un beso en los labios, pero Thomas giró su rostro
en el último momento. Frunció el ceño.
-Creí
que me hablaron – se excusó, encogiéndose de hombros – adiós.
Thomas
había estado evitando el contacto con Allison desde que se había confesado con
Mike, se sentía extraño al lado de la muchacha. No es que ya no la quisiera,
pero sentía que estaba traicionando al teñido.
Suspiró
largamente al llegar a la puerta de su habitación.
-Thomas
– escuchó la voz de Mike a unos cuantos metros atrás de él. Se giró lentamente.
-Mike.
-Debes
parar – el de lentes alzó una ceja – Las bromas hacia Ashton.
-No
puedo evitarlo – se encogió de hombros.
-Yo
tampoco.
-¿Qué?
-Tienes
razón. Ashton me gusta y no puedo evitar sentir lo que siento por él.
-Yo
tampoco puedo dejar de sentir lo que siento por ti – recalcó, Mike se sonrojó.
-Thomas…
-Me
molesta que lo prefieras a él, que lo hayas mirado primero, que lo busques, que
lo quieras – el de lentes comenzó a alzar la voz – Me enamoré de ti Mike, no
pude evitarlo.
Justo
en esos momentos, la puerta de la habitación se abrió y salió un Ashton
adormilado, tallándose el ojo izquierdo. Aún se podía ver en su rostro la marca
que había dejado el lápiz en su mejilla derecha. Thomas enrojeció, primero por
la vergüenza, luego por el enojo.
-¡¿Qué
demonios crees que haces?! – agarró a Ashton del cuello de la camisa y lo
estampó contra la pared.
-¡Demonios,
Thomas! – El rizado logró zafarse del de lentes - ¿Cuál es tu maldito problema?
-¡¿Qué
escuchaste?! – Thomas estaba furioso.
-Nada
– el rizado frunció el ceño, dio un paso al frente, dispuesto a salir de ahí,
pero Thomas lo empujó nuevamente hacia la pared.
-¡¿QUÉ
ESCUCHASTE?!
-Thomas
– llamó Mike, asustado.
-¡NADA!
– Gritó Ashton - ¿Qué se supone que debí escuchar?
El
de lentes respiraba con dificultad, sus puños estaban demasiado apretados que
hasta los nudillos se estaban tornando a color blanco.
-¡¿Por
qué saliste justo en estos momentos?! – gruñó. El rizado no entendió la
pregunta - ¡RESPONDE! – Thomas se le fue encima, Mike reaccionó y lo agarró
antes de que lo tocara - ¡RES-PON-DE! – forcejeó en el agarre.
-¡Están
locos! Los dos – Ashton negó con la cabeza, comenzó a alejarse.
-¡No
digas ni una maldita palabra, Fletcher! ¡TE ARREPENTIRÁS SI LO HACES!
El
rizado lo ignoró y se dirigió hacia el comedor. Estaba confundido y en verdad
no entendió nada de lo que le preguntó. Estaba durmiendo, el hambre fue el que
lo despertó, por eso salió de la habitación y al hacerlo encontró a Thomas y a
Michael, de hecho se percató de la presencia del teñido cuando llamó al de
lentes.
-¡Thomas,
por favor! – llamó Mike. El aludido dejó de forcejear.
-Suéltame
– el teñido negó con la cabeza, se dio cuenta que Thomas no lo veía.
-No.
-No
haré nada.
-¿Lo
prometes? – el de lentes suspiró lentamente.
-Sí.
Mike
lo soltó, Thomas se dirigió en sentido contrario de por donde se había ido
Ashton.
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