lunes, 18 de abril de 2016

Capitulo Doce: Medidas desesperadas

NUEVES MESES


Capitulo Doce: 

Medidas desesperadas



Lo último que Michael esperaba ver era a Ashton abrir la puerta justo cuando él dejaba la mochila con la ropa que Thomas le había escondido tiempo atrás. Entró en pánico. Corrió sin detenerse. Muchas cosas pasaron por su mente y lo único que se le ocurrió hacer fue esconderse bajo la cama en cuanto estuvo dentro de su habitación. Tan sumergido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Calum le preguntó qué ocurría.
El teñido sacó su celular del bolsillo y marcó rápidamente a su mamá. Un timbre… dos timbres, Michael comenzaba a desesperarse. En su mente se repetía una y otra vez aquella conversación. Tres timbres…
-¡Mamá! Mamita, necesito tu ayuda, por favor, sácame del colegio, envíame a donde tú quieras pero sácame de aquí, te prometo no remilgar del lugar al que me envíes, pero sácame de aquí ¿Hola? ¡Maldición, era el contestador!
-Michael, ¿Por qué te escondes bajo la cama? Y ¿por qué quieres irte del colegio?
-¡Calum! – el teñido dio tal respingo al reparar de la presencia de su amigo.
-Sal de ahí y hablemos.
-No quiero – hizo pucheros – quiero irme de aquí, muy lejos. A México si es posible – el moreno alzó una ceja.
-¿Por qué demonios quieres irte tan lejos? ¿Qué pasó? ¿Por qué no viniste anoche a dormir?
-Demasiadas preguntas, Calum – el aludido suspiró largamente.
-¿Quieres hablar del tema? – Michael negó con la cabeza – Vamos Mike, déjame ayudarte – hizo un par de gestos con la nariz y finalmente, Michael accedió a salir de su escondite.
-Quiero irme lejos, Calum. No lo quiero ver. Fue horrible.
-¿Qué pasó?
A Michael se le vinieron a la mente aquellas últimas palabras.
-Todo es culpa de Fletcher…
-¿Ashton? ¿Él es el responsable de que te quieras ir del colegio? – Calum estaba confundido.
El celular de Michael comenzó a sonar.
-¡Mamá! – el teñido volvió a repetir todo lo que le había dejado en el contestador. Calum trataba de atar cabos con la poca información que alcanzaba a escuchar de la conversación que su amigo mantenía con su madre.
-¡Pero mamá!
Calum alzó una ceja al ver la desesperación en su amigo. ¿Qué había pasado entre Michael y Ashton para que quisiera irse del colegio?
-¡Estoy frito! – gritó el teñido, tirando su celular lo más lejos posible de él, se dejó caer sentado en la cama.
-Mike…
-Mi mamá dice que no me cambiará de colegio – el moreno se sentó a su lado – Calum, no quiero ver a Ashton, necesito alejarme de él. Ayúdame.
Calum pudo ver que en verdad su amigo estaba desesperado.
-De acuerdo, puedo conseguirte un justificante para las clases de hoy y el fin de semana podemos ir a mi casa.
-Gracias – murmuró.
-Eso no será suficiente, Michael. Tienes una materia en la que estas en equipo con Ashton – el aludido asintió recordando a Grisel. ¿Cómo demonios le haría? ¿Abandonaría la clase?
-No lo sé, una cosa a la vez… por lo pronto debo alejarme de Ashton.
-De acuerdo – el moreno le dio un par de palmadas en la espalda a modo de apoyo moral.
Diez minutos después, Calum se dirigió a su primera clase del día aún con la duda de qué demonios había ocurrido entre Ashton y Michael.

[…]

Después de varias semanas, por fin Ashton pudo asistir a su primera clase a tiempo y portando el uniforme completo. Aún no comprendía del todo por qué Michael había recuperado su ropa, ¿acaso todo este tiempo fue parte de todo? ¿Él y Thomas habían planeado cada una de las bromas? Ashton decidió pensar en eso más tarde.
No era final de año, pero sí del trimestre y todos los maestros parecían haberse puesto de acuerdo para dejar muchos trabajos finales. Ashton no sabía exactamente cómo demonios había ocurrido pero al terminar la tercer clase ya estaba al tope con los deberes, solo esperaba que el resto de los profesores fueran menos exigentes con los deberes.
-¡Ashton! – ese era Luke quien llegaba con una sonrisa en su rostro, Ashton pensaba que su amigo era el único que se alegraba realizando los deberes escolares – la próxima semana es la edición especial.
-¿Tan pronto?
-Ya transcurrieron tres meses – aclaró, sentándose frente a él. Estaban en la biblioteca.
-De acuerdo.
-¿Seguro que quieres hacerlo? Puedo ayudarte – le sonrió, mostrando todos sus dientes.
-Está bien, puedo hacerlo. A ti te toca la edición y es la parte más difícil. ¿Le has avisado a Austin?
-Ya le avisé a todo el equipo de producción, he mandado correo, muchos correos desde la mañana, ¿no los has leído?
-Para serte sincero, no he tenido tiempo ni de ir al baño – el rubio rodó los ojos. Su mirada se detuvo en Grisel.
-¿No es el turno de Michael? - el rizado se encogió de hombros – tengo que irme, me toca exponer en la siguiente clase – se levantó rápidamente – no se te olvide enviarme el reportaje especial el martes.
-No lo haré – le sonrió, en cuanto su amigo estuvo fuera de su campo de visión, dejó caer su cabeza en la mesa.

[…]

Michael caminaba como león enjaulado por toda la habitación, la conversación que había mantenido con su amigo Thomas horas atrás no le permitía concentrarse. Estaba tan enojado y espantado al mismo tiempo que no sabía siquiera cómo distinguir cada emoción. ¿Qué demonios haría? No podía ver a Ashton, tampoco quería ver a Thomas. Seguía concluyendo en lo mismo, tenía que irse. Debía hacerlo.
-¿Qué crees que estás haciendo? – alzó una ceja.
Michael sabía quién le estaba hablando, no tenía que darse la vuelta para corroborarlo.
-¿Acaso no es obvio? Regreso la ropa a su dueño – continuó metiendo las prendas a la mochila.
-Creí que eras mi amigo – el teñido suspiró, giró para estar frente a Thomas.
-Soy tu amigo, lo que no entiendo es el odio que le tienes a Ashton.
-Él tiene la culpa – soltó, cruzándose de brazos.
-No crees que… eso de que tu padre se haya casado con su madre es solo una excusa estúpida para hacerle todo lo que le haces.
-No – frunció el ceño. Michael suspiró.
-Tus pequeñas bromas… - cerró la mochila - ¿Por qué lo haces?
-Por la misma razón que tú le estas regresando la ropa – se descruzó de brazos.
El teñido frunció ligeramente el ceño, tratando de darle sentido a esa confesión.
-Él… - agrandó los ojos -  ¿Qué estás tratando de decirme?
-Todo iba perfecto hasta que él apareció. Lo arruinó todo. Primero mi familia y ahora… mis amigos. Y no solo eso, también tengo que compartir habitación, qué estupidez.
-¿Lo culparás también si una mosca vuela a tu lado?
-¿Por qué lo sigues defendiendo, Mike? – Soltó el de lentes - ¿desde cuándo te importa de esa manera? ¿Fue desde ese día de la broma de la pintura? ¿Desde ese día de la fuente? ¿Desde cuándo?
-Te equivocas, él no… él no… - no supo cómo defenderse.
-No mientas – lo miró ceñudo.
-No estamos hablando de mí, sino de ti – contraatacó - ¿desde cuándo te importa a ti? – Thomas soltó una sonrisa.
-Sigues sin entender.
-Explícamelo.
Michael quedó en shock al sentir los suaves labios de Thomas sobre los suyos.
El teñido amortiguó su grito en la almohada. Deseó jamás haberle dicho a Thomas que le explicara cómo estaba la situación.
-¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué? – musitó varias veces.

[…]

Ashton llegó al aula de Cuidados Maternos y se percató de varias cosas. Thomas lo miraba con más odio de lo normal y Michael no llegaba. Se dirigió hacia su lugar, con Grisel en brazos.
-¿Dónde está Clifford? – le preguntó a Calum, quien estaba sentado en el asiento de atrás.
-Eso era lo que querías ¿no? – le respondió, tosco.
Ashton frunció el ceño.
-¿Eso qué quiere decir?, ¿no vendrá? – agrandó los ojos.
-Felicidades, no eres tan estúpido como creía – el sarcasmo de Calum lo desconcertó en demasía.
-¿En dónde está?
-Eso… no te importa – Calum le dio la espalda, terminando la conversación. Ashton frunció el ceño. Miró la hora del reloj, faltaban cinco minutos, si el teñido no llegaba a clases estaba por descubrirlo.
El profesor llegó a la clase cuando faltaba un minuto por comenzar y Ashton no dejaba de ver hacia la puerta.
-Señor Irwin, ¿Dónde está su compañero?
-Eh… - lo cierto es que no se le venía excusa alguna a la mente – no lo sé.
-Pero sí sabe la regla para entrar a mi clase, ¿verdad? – el profesor indicó con el dedo índice hacia la puerta. Ashton no pudo rebatir a esa petición.
Salió del salón maldiciendo por dentro y creciendo lentamente un odio indescriptible hacia Michael Clifford. La noche anterior parecían haber tenido una especie de conexión, incluso hasta le regresó su ropa… o tal vez era otra de sus pesadas bromas.  ¿Qué demonios había ocurrido?
-Odio a tu padre, Grisel, en serio – le dijo al bebé robot, mientras se dirigía hacia su habitación.





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