Los cinco elementos.
Capitulo Uno:
Pesadilla o Realidad
Era la noche perfecta, el cielo estaba oscuro y no había Luna, el lugar solo se alumbraba por unas antorchas que indicaban los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste.
En este lugar cuyo terreno se caracteriza por ser tierra fértil, se encontraban un grupo de personas encapuchadas, cada una de ellas trazaba en la tierra un símbolo distinto que a la vez coordinaban con las antorchas.
Una quinta persona, que era el líder del grupo de encapuchados, trazaba con su varita un círculo que encerraba los símbolos recién trazados, éste llevaba entre sus brazos un bulto que no pasaba del medio metro, entró en el círculo, trazó un quinto símbolo en el centro y colocó ahí al bulto, el cual solo se alcanzaba a preciar un poco: era un niño.
-¿Ese es el quinto elemento? – preguntó una de las figuras encapuchadas.
-Así es – siseó el líder, que al bajar su capucha se descubrieron unos ojos en forma de rendijas.
-Pero, mi Lord – dijo otra figura – es solo… un niño – dijo con voz insegura, pero que a la vez demostraba desprecio ¿cómo podía ser posible que ese mocoso podría ser el quinto elemento?
-Eso no va a impedir mi cometido, mis queridos Mortífagos – exclamó el Señor Oscuro.
-No, por supuesto que no – se disculpó enseguida el que habló.
-Escuchen mis leales Mortífagos – habló Voldemort – este ritual se tiene que llevar a cabo lo más pronto posible... y sin contratiempos.
-¡Sí, mi Lord! – exclamaron los encapuchados.
Enseguida rodearon la figura circular y cada uno se colocó en su respectivo símbolo. En cuanto llegó la media noche, el primer mortífago inició con el ritual.
-Yo Francis Morseferth que con orgullo represento el Elemento del Fuego ofrezco voluntariamente a mi amo, el Señor Tenebroso, mi elemento y mi magia – enseguida el mortífago se hizo un corte en el dedo índice de la mano derecha y dejó caer unas cuantas gotas de sangre en el símbolo del fuego.
Enseguida lo secundó el mortífago que representaba el Elemento del Agua, repitió el mismo hechizo y la misma acción. Así continuó el del Elemento de la Tierra y cuando ya iba el que representaba el Elemento del Aire, el círculo ya emanaba un escudo de energía pura, que con cada palabra de los Mortífagos se iba fortaleciendo.
Voldemort se agachó hasta donde estaba el pequeño que aún estaba bajo el efecto del “Desmaius”, con un movimiento de varita lo despertó, el menor comenzó a incorporarse y dejó al descubierto su cabellito rubio platinado y sus ojitos color gris plata.
-¿Papá? – llamó confundido y con temor al ver las personas desconocidas que tenía frente a él.
-Tranquilo pequeño, tu padre pronto llegará, ya lo verás… - siseó el Lord.
-¿De verdad? – preguntó el niño con un pucherito al reconocer a la persona que tenía frente a él.
-Sí, ¿recuerdas el juego que te dije antes? – El pequeño asintió levemente – Ya es tu turno – el pequeñito volvió a asentir, pero aún así no dejaba de buscar con la mirada a sus padres.
-Pero no me acuerdo lo que tengo que decir – le confesó triste mientras que su mirada plata veía a la del Lord.
-No te preocupes, yo te ayudo – Voldemort calmó, malicioso – repite después de mi – el pequeñito volvió a asentir – “yo, Scorpius Malfoy”.
-Yo, Scorpius Malfoy… - repitió.
-¡NO! – se escuchó a lo lejos una voz angustiante que llamó la atención de los cuatro Mortífagos que estaban como pilares alrededor del círculo.
“Deténganlos” – sonó la voz del Lord en sus cabezas “Que el mocoso no lo vea o todo habrá terminado… yo me ocuparé personalmente de ese traidor más tarde.”
Draco llegó corriendo hasta el lugar, seguido de Astoria también angustiada.
-¡Scorpius! – gritó y lanzó un hechizo que pronto fue repelido por el campo de magia que emanaba el círculo.
-“Ofrezco voluntariamente a mi amo” – Voldemort continuó diciéndole al pequeño.
-Ofrezco volun… ¡Es mi papá! ¡Papá! – llamó el pequeño rubio cuando vio a Draco que corría en su dirección, el pequeñito también iba ir hacia con él.
-¡Vamos! Termina de decir lo que te dije – reclamó el Señor Oscuro.
-¡No quiero! Quiero ir con mi papá – refunfuñó.
-Si lo dices te llevaré con tu papá– siseó Voldemort, su infinita paciencia con el niño ya se le estaba acabando.
-¿De verdad? – preguntó el pequeño con unos ojitos de borreguito.
-Sí… vamos, termina de decir “Ofrezco voluntariamente a mi amo”.
Mientras tanto, fuera del círculo, Astoria iba corriendo hacia éste directamente del lado opuesto de Draco.
-¡No, Astry! – Draco gritó angustiado al ver lo que se proponía su esposa.
-¡Tengo que salvarlo, Draco! – Le respondió la chica sin detenerse en su cometido – tú cuidarás de él de ahora en adelante…
Draco hizo un esfuerzo enorme de correr lo más que podía para detenerla, la chica llevaba demasiada ventaja.
-¡Astry! – la chica se impactó con la onda mágica que emanaba el circulo y de pronto hubo un destello de luz que iluminó temporalmente todo el lugar y dejando ciegos a todos los presentes.
-¡ASTRY!
Solo el grito desgarrador por parte del rubio fue lo único que se escuchó, antes de que Harry Potter despertara sobresaltado en su habitación.
Harry abrió los ojos. Sí, se encontraba en su habitación y a un lado de él dormía apaciblemente su esposa Ginny.
-¿Estás bien? – le preguntó la pelirroja al sentir que su pareja se levantó de un impulso.
-Sí… solo fue una pesadilla – le respondió. Por algún extraño motivo, algo le decía que eso que había soñado no era precisamente una pesadilla.
-Voy a tomar un poco de agua – le dijo a la pelirroja, quien aún lo miraba de manera preocupada.
-¿Seguro que está todo bien?
-Sí, voy a tomar agua, la pesadilla me dejó algo sediento, no tardo – le tranquilizó, mientras le daba un beso fugaz en la frente.
Harry salió de la habitación y en lugar de dirigirse hacia la cocina, se fue al cuarto de su hijo, James. Lo contempló por unos momentos y se le vino a la mente la expresión que había puesto Malfoy al ver a su hijo a un lado del maldito Voldemort, aunque pensándolo bien, él también hubiera estado horrorizado, sino es que más.
¿Por qué había soñado eso? ¿Por qué con Malfoy? ¿Por qué con Voldemort? ¿Por qué? De una cosa estaba seguro, solo había sido una estúpida pesadilla.
Mientras tanto, en las afueras del país, se acababa de aparecer un chico rubio, que traía en brazos a un pequeñito dormido. Entró a la casa que tenía frente a él, dejó al pequeño en la cama y le dio un beso cariñoso en su frente mientras le daba tiernas caricias en su cabellito rubio platino.
Muchos dirían que es Draco Malfoy, pero éste ya no era el mismo chico de hace años. No después de enterarse que el estúpido de Voldemort tramaba algo oscuro con su hijo. Se recargó de la pared cercana y sin despegar su mirada de Scorpius se deslizó hacia el piso. Dejó salir leves sollozos, mientras murmuraba el nombre de su, ahora muerta, esposa.
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