martes, 26 de noviembre de 2013

Capitulo Veintiséis: Reencuentros

Los cinco elementos

Wolas!
Pues aquí estoy con última dosis de esta historia :3
Agradezco enormemente que hayan seguido esta historia durante todo este tiempo —los que iniciaron conmigo deben saber que estamos en este barco desde el 2010 Q_Q —, este fic fue un desafío directo de mi amiga Bellatrix, muchos la  deben de conocer por estos lares como Profesora McGonagall, y realmente ha sido un reto el haberla escrito jejeje.
En fin, amiga, espero que te haya gustado :D
Sin más reparos, los dejo con el último capítulo :3
Besos
PISLIB n_n





Capitulo Veintiséis: 

Reencuentros.


Había transcurrido un mes desde que habían regresado a la mansión Malfoy y el rubio sentía que había pasado más tiempo. Se talló los ojos con sus manos, se sentía cansado. La mansión se sentía tan sola cuando Scorpius no se encontraba. Sonrió de lado al ver la fotografía de su hijo que descansaba en el escritorio. Seguramente a esas horas el pequeño y Hermione ya estarían en el parque. La castaña había ido un par de veces más a la mansión a visitarlos, incluso Longbottom. Y Harry… él ni siquiera daba luces de que alguna vez ambos habían compartido algo.
-¡Un beso! – gritó, frustrado.
Un beso le había dado y el maldito ojiverde se pavoneaba de un lado a otro con su novio Terry Boot. El rubio gruñó al percatarse que llevaba más de una hora pensando en Potter.
-¡No soy GAY! – volvió a gritar.
Se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro pensando en qué demonios le estaba pasando. ¿Qué era esa cosa que sentía en el pecho cuando la imagen de Potter y Boot juntos se le venía a la mente?, ¿Por qué estaba tan enojado con él mismo por pensar una y otra vez en el beso que le dio el ojiverde? ¿Por qué le aterraba la idea de tan solo pensar en la posibilidad que tal vez era bisexual?
-¿Qué demonios me pasa, Astry? – se recargó de la pared.

******

El pelirrojo caminaba de un lado a otro frente a la mirada interrogante de Theodore.
-¡¿Cómo pudo ocultármelo todo este tiempo?! – Gritó – ¡Tenía derecho a estar con ella! ¡También es mi hija!
El moreno no dijo nada, seguía con la mirada al pelirrojo.
-Debería quitársela y no dejarla ver, ¡Nunca! ¡Eso haré! – se detuvo, cruzándose de brazos.
El Slytherin rodó los ojos. El pelirrojo había aparecido frente a él una hora atrás despotricando a los cuatro vientos sobre la injusticia que había cometido Blaise.
-¡La puso en peligro! – Le reclamó – No merece tenerla.
Ron se dejó caer en el sillón, suspiró largamente.
-Lo amo… – susurró, después de varios segundos en silencio – Nunca dejé de hacerlo. No puedo odiarlo a pesar de todo…
Theodore se levantó y se puso frente a él.
-¿Y qué demonios haces aquí? Deberías estar hablando con él y no conmigo.
El pelirrojo se sonrojó.
-Lo sé – musitó. Ni siquiera iba a hablar con Nott, había ido a buscar a Hermione a su departamento pero la castaña no estaba, entonces optó a ver a Luna y al que encontró fue al muchacho ojiazul – Le dije cosas feas la última vez que lo vi.
-Insisto en que debes de hablar con él.
Ron lo miró fijamente.
-Eso haré – se levantó, decidido a hacer su cometido.

******

Hermione veía a Scorpius y a Kimi divertirse en los juegos del parque. Desvió su mirada hacia el muchacho que tenía a su lado derecho.
-Tienes que darle tiempo – le dijo – Fue una gran sorpresa lo que le confesaste. Es natural su enojo.
-Lo sé – coincidió Blaise – Solo espero que algún día llegue a querer a Kimi y no la odie por mis acciones. Ella es la menos culpable de todo esto.
-No lo hará, ya lo verás – Hermione le sonrió.
-¿Por qué eres así, Granger? – El moreno estaba confundido – Me metí en su relación… deberías estar enojada.
La muchacha negó con la cabeza.
-Ron y yo vivíamos en una fantasía. Todos esperaban que algún día termináramos casados y con hijos. Sé que Ron nunca me quiso de la misma manera que yo lo quería – explicó – Él te ama.
-Me amaba – corrigió – lo he perdido.
Hermione le acarició afectuosamente el brazo.

*****

-No tienes que lamentar nada, Harry – explicó Terry – lo que tuvimos fue hermoso mientras duró.
-¿Estas terminando conmigo? – Frunció el ceño – He venido hacer las paces contigo.
-Tú no me amas – le aclaró.
-Terry…
-Harry, desde que te conozco sé leer tus acciones.
-Eso es fácil, dominas el elemento del fuego – musitó, el castaño sonrió de lado.
-No lo necesito para leerte – expresó – Tus sentimientos se aclararon desde el momento en que te reencontraste con Malfoy.
-¿Aclararon? – el ojiverde frunció el ceño.
-Entre tú y Malfoy había algo más que enemistad en Hogwarts – explicó – Tú mismo me dijiste en un tiempo atrás, que él te atraía físicamente.
-Eso no dice que sienta algo más por él.
-No te sigas engañando, Harry – Terry se puso frente a él – El haber convivido con Malfoy en estos meses reforzó esa atracción, lo conociste cómo es realmente. Y te recuerdo que lo besaste.
Harry llevó sus manos a los labios, recordando ese hormigueo que le invadió al tocar los labios del rubio.
-La primera relación seria, siempre es la más dura – expresó Terry.
-Lamento que esto no funcionara. En verdad quería que así fuera.
-Yo también – Terry lo tomó de los brazos – Sé feliz, Harry. Te lo mereces.
-Podemos intentarlo, tal vez si yo… – el castaño negó con la cabeza.
-No serás feliz conmigo.
-¿Ya no me amas?
-Lo hago. No quiero atarte a algo que no tendrá futuro.
-Pero…
-Harry, cuando me quedé solo en tu departamento mientras tú ibas en busca de Malfoy y de su hijo me di cuenta de lo mucho que él te importa. Ese beso significó más de lo que piensas. Lo amas.
-Pero él no a mí. Él aún ama a su esposa muerta – dejó salir con amargura.
-Hay una razón por la que él no puede ver tu aura – inquirió. Harry frunció el ceño.
-¿Cómo sabes que él no puede ver mi aura? – Harry parpadeó un par de veces.
-Domino el elemento del fuego, no lo olvides – le guiñó un ojo – Ve por él, Harry.
-¿Por qué eres tan bueno conmigo, Terry? Otra persona ya me hubiera cruciado.
-Me importas, Harry. Quiero verte feliz y si para eso tienes que estar con otra persona…
-Gracias.
Harry lo miró fijamente.
-Eres un gran chico, Terry.

******

Blaise decidió ir a caminar solo mientras Hermione cuidaba de los niños. Se preguntaba si algún día Ron le perdonaría por haberle mentido. Aún podía recordar la mirada que le envió cuando le reveló la verdad sobre Kimi.

“¿Podemos hablar? Te invito a comer”. Así recitaba el pergamino que le había llegado en nombre de Blaise.
Al día siguiente el pelirrojo estaba puntualmente en la casa del moreno. En cuanto llegó supo que algo andaba mal. Blaise se veía serio e insistía en que tenía que decirle algo importante.
-Te mentí – confesó – No quería implicarte y así salieras lastimado. Te dije que lo que tuvimos en Hogwarts fue una apuesta, la verdad es que fue lo más real que he tenido en toda mi vida.
-Eso lo sé – afirmó el pelirrojo – Supe que no fui una apuesta. Lo comprendí cuando te vi saliendo de San Mungo con tu hija.
Blaise pasó saliva trabajosamente.
-Hay algo de ella que debes de saber – el moreno lo miró fijamente – La razón por la que Pansy decía que Kimi era mi hermana es porque no quería que nadie más supiera sobre eso. El saber que Kimi era mi hermana no la hacía un objetivo directo de Voldemort.
-¿Sabías que Voldemort no había muerto?
-Theodore, Draco y yo sospechábamos que no había muerto del todo, Malfoy podía sentirlo, débil pero podía hacerlo. Sabíamos que Voldemort, después de su retorno, estaba obsesionado con los poderes de los elementos. Por eso cuando anunciaron su muerte no bajamos la guardia, creíamos que tenía un plan por si los horrocrux fueran eliminados.
››Hicimos un trato, no tener familia. Si teníamos hijos, era seguro que ellos heredarían nuestros poderes y los convertirían en un blanco seguro.
-Malfoy y tú se casaron. Y tuvieron hijos – apuntó el pelirrojo.
-Draco tuvo que casarse para que su familia no cayera en desgracia, además… no quiso perder la oportunidad de hacerlo con la persona que lo amaba y que él sentía lo mismo por ella.
El pelirrojo desvió la mirada.
-Tú también aprovechaste esa oportunidad…
-No, yo… – al moreno le aumento el ritmo cardiaco – En realidad yo, me enteré que estaba embarazado en las vacaciones de verano del sexto año, antes de hacer el pacto...
-¿Qué? – El pelirrojo palideció unos segundos - ¿Tú…? Tú… – no supo cómo articular la pregunta.
-Sí, yo fui el gestor de Kimi.
Ron comenzó a hacer cuentas mentalmente.
-¿Vacaciones de verano del… sexto curso? – Al ojiazul comenzó a faltarle el aire - ¿Estás diciendo que…? – le envió una mirada que el moreno no supo interpretar.
Blaise se mordió el labio inferior antes de hablar.
-Kimi… también  es tu hija.  
El pelirrojo agrandó los ojos.
-Cuando me enteré… - el moreno se mordió el labio inferior – Te lo iba a decir, pero no regresaste para el séptimo curso.
-Entonces, ¿fue culpa mía? – reclamó, enojado.
-No, yo solo…
-¡¿Siete años después me dices que tengo una hija y que no lo supe porqué no regresé al colegio?! – exclamó - ¿Acaso no hay lechuzas, Red Flú? ¡Sabes en donde vivía! ¡¿Y dices que no pudiste decírmelo porqué no regresé?!
-Ron… - el ojiazul lo veía con odio.
-¡Basura! ¡Eso es lo que eres, Blaise Zabini! – el pelirrojo se desapareció del lugar.

Blaise suspiró largamente. Tal vez Ron nunca le perdonaría lo ocurrido y el moreno sabía que se lo merecía. Un ruido a unos cuantos metros delante de él lo alarmó. Alzó la mirada y se encontró con un muchacho pelirrojo.
El ex Slytherin lo miró anhelantemente.
-Creo que… nunca te di las gracias por haberme curado el brazo con el calor de la Tierra – le sonrió de lado, sonrojado.
Blaise parpadeó un par de veces, ¿Ron había dicho lo que él creía que había dicho? ¡Si así era, eso significaba que el pelirrojo lo estaba perdonando!
-Lo siento, lo siento mucho. Nunca quise ocultarte nada, yo solo…  – el moreno confesó. Ron se acercó a él.
-Shh – con dos dedos lo silenció. Le dio un casto beso en los labios – Te amo…

******

-¡Es un maldito idiota, Astry! – Gruñó el rubio – ¡Me besa y se va con el idiota de Boot!
Draco se encontraba frente al cenotafio de su esposa, caminaba de un lado a otro. Enojado.
-¡En serio, Astry! – replicó – Se lo dije y él… ¡Él simplemente se va con Boot!
Pateó una piedra.
-Creí que moriría y me pareció un buen momento para confesarle lo que sentía y él… ¡Prefirió irse con el maldito de Terry!
Una enorme nube cargada de agua se formó sobre el lugar. En cuestión de segundos comenzó a relampaguear.
-Le dije, Astry. Le dije que no podía ver su aura – gritó, frustrado. La nube comenzó a descargarse – Tú sabes mejor que nadie qué significa eso…
Comenzó a llover cada vez más fuerte.
-Cuando una persona que domina el Elemento de la Energía no puede ver el aura de ciertas personas… – Negó con la cabeza.
El rubio estaba empapado, se dejó caer de rodillas al pie del cenotafio.
-Yo atribuía ese detalle a mi inestabilidad en la magia…
Los relámpagos y truenos no cedían, al contrario aumentaban.
-Y la razón es porque lo amo…
Negó con la cabeza.
-Estoy enamorado del maldito de Harry Potter.
 -Al menos sé la razón – Draco se giró rápidamente, encontrándose con un empapado Potter.
-¿Qué haces aquí? – el rubio se levantó de inmediato.
-Yo también te amo – Harry se acercó a él lentamente. Draco retrocedió, espantado. ¿Cuánto había escuchado Potter?
-Te amo – el ojiverde sonrió – Sé que sientes lo mismo que yo.
-¡No! – el aludido negó con la cabeza rápidamente.
-Escuché todo, Draco.
-¡Escuchaste mal! – renegó.
-No tiene caso seguir negándolo – Harry dio un par de pasos hacia él, el rubio los retrocedió – Draco…
-¿Qué haces aquí, Potter? Deberías estar con tu novio.
-Es lo que hago – el rubio frunció el ceño.
-Me refiero a Boot, idiota – gruñó.
-Él y yo somos buenos amigos – confesó – De hecho, gracias a él estoy aquí.
-Felicidades, ahora gracias a ti te largarás por donde viniste.
-¿Qué pasa, Draco? – el ojiverde frunció el ceño.
-Déjame solo.
-Quiero estar a tu lado, para siempre – confesó – Contigo, con Scorpius. Los tres juntos.
-¡Cómprate una familia, a mi déjame en paz! No soy Gay – desvió su mirada.
La lluvia se intensificó. Harry lo escudriñó con la mirada.
-Es normal tener miedo, Draco.
-¡Yo no tengo miedo, Potter! – replicó, se mordió el labio inferior.
-Cuando perdí gente que me importaba en la guerra, tenía miedo de acercarme a otras personas por el temor de volverlas a perder en cualquier momento – explicó.
Draco lo miró fijamente.
-Te prometo que siempre estaré a tu lado – Harry dio un paso hacia con él – No te lastimaré – otro paso.
-¿Qué te hace pensar que temo perderte? – gruñó.
-Soy un maldito idiota, ¿cierto? – otro paso. El rubio se sonrojó ligeramente – Prometo no serlo más.
Draco pasó saliva trabajosamente. La lluvia comenzó a disminuir.
-Te amo, Draco – el ojiverde estaba a un paso de él, cortó la distancia – Te amo… – le acarició le mejilla. Con el simple contacto a Draco le recorrió una descarga eléctrica en todo su cuerpo.
Harry tomó entre sus manos el rostro del rubio. Unió sus labios con los de él, dándole un beso suave y pausado.
-Te amo, Draco – le repitió.
-Yo también, maldito idiota – le respondió el rubio con una sonrisa ladeada – Yo también te amo.
Harry volvió a besarlo. Suave y pausadamente, deleitándose nuevamente en el dulce sabor del rubio.
La lluvia cesó, el cielo se despejó mostrando un pequeño arcoíris.



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N/A

Muchas gracias por leer y por sus lindos comentarios, me alegran el día y la noche *-*
Nos leemos en el Epilogo que ya he subido :3
Nos estamos leyendo –si me leen por ahí, claro– “No me olvides…”, “Tu historia fue conmigo” y “El efecto de la Luna de queso” .
Besos
PISLIB n_n




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