sábado, 25 de mayo de 2019

EPILOGO

Nostalgia


EPILOGO


-Hola, Ismael – me saluda tan jovial y distraída como siempre.
Estoy embelesado, debo parecerle un idiota. ¿Por qué demonios no puedo devolverle la sonrisa? ¿Escuchará mis latidos? Sigue oliendo a tuti-fruti. Sus pies no están descalzos, su sonrisa sigue tan hermosa como siempre, ¿esos son los mismos aretes de piña que usaba en el colegio? y… ¡Oh, por todos los patos del mundo!
-¿Estás bien? – su mano sostiene la mía. Asiento con la cabeza – me da gusto saber que ya estás libre – frunzo el ceño, ¿sabe que estuve en la correccional?
-Y tú que estás a salvo – logro hablar, apretando suavemente su mano.
-Eres gentil al decirme esas cosas – baja su mirada hacia mi mano y luego vuelve a verme a los ojos - ¿te apetece tomar un café conmigo?
El café es mi enemigo #1, me altera en demasía, me hace decir y hacer tanta tontería posible, pero por ella, con tal que me dé una mirada y una sonrisa más, haré lo que sea.
-Vamos – sin soltarla de la mano, la conduje hasta el local más cercano.
[…]
Se puede decir que el café tiene el mismo efecto en mí que la cerveza o incluso que el whisky. He tomado la mitad de la taza y ya estoy diciendo estupidez y media. Aun así, es una buena señal que ella no haya salido corriendo.
-Eres muy gracioso Ismael – sonrió, con pecas en sus mejillas.
-¿Soy un payaso? – vuelve a sonreír.
-Es la primera vez que te escucho hablar demasiado, hasta pareces perico.
-Primero payaso, ahora perico. Wow.
Suspira lentamente.
-¿En dónde estuviste todo este tiempo? – se recarga de una mano, viéndome directamente a los ojos.
-En la correccional – me doy cuenta que su pregunta fue retórica. En serio, es el café el que me hace reaccionar así.
-¿Y antes de eso?
-A tu lado.
-Viéndome fijamente – confiesa – tú me viste antes que yo lo hiciera.
¡Un momento!
¿Ha dicho lo que creo que ha dicho? La taquicardia vuelve a mí, tal vez sea efecto del café, ¿ya dije que el café y yo somos una mala combinación?
Concéntrate, Ismael, concéntrate.
-Tienes una mirada hermosa, era imposible no verte – ahora yo me recargo de una mano, mi mano derecha busca la mano izquierda de ella.
En cuanto la agarro, ella hace algo que me sorprende. Se sonroja.
[…]
Después de ese día quedamos de vernos varios días después. A una cita. Una verdadera cita. Fuimos a un restaurante a desayunar. Nuestra conversación se enfocó en nuestros tiempos del colegio. Al parecer, no es que le gustara estar descalza, sus compañeras de cuarto eran las que le escondían sus pertenencias. Y ese día de la bomba, había ido a visitar a sus amigas y como ya era tarde, se quedó a dormir.
Después del desayuno, caminamos por las calles empedradas de la ciudad. Al llegar a un parquecito nos sentamos en el césped a descansar un rato.
-Gracias por soportarme todo el día – expresa – nunca me había divertido tanto como hasta ahora.
-¿Ni cuando Victor te invitó al baile de fin de curso? – gruño, ella sonríe.
-Victor es como un amigo.
-¿Y yo?
Hoy no tomé café, así que no sé a quién culpar por la estúpida pregunta que acabo de soltar.
Ella parece meditar la respuesta. Estos segundos son los más largos y tortuosos de mi vida. Ella se acerca lentamente hasta mí. No retrocedo, de hecho le facilito el trabajo y me acercó más a ella. Sin embargo; Jazmín se detiene. Me ve directamente a los ojos, pegando su frente a la mía.
Esa mirada distraída, por favor, esa mirada…
Ella une sus labios a los míos. Y yo gustoso los acepto, moviéndolos suave y pausadamente. No mentiré. Mis reacciones se hacen presente –o tal vez siempre estuvieron ahí y no salían a flote porque me tenía controlado– acompañados con ese calorcito en mi pecho que aumenta cada vez más. Nos deleitamos unos segundos más. Al sepáranos nos volvemos a mirar fijamente.
-Ismael…
-¿Sí? – la miro embelesado.
-Hoy te amo.
-¿Hoy? – frunzo el ceño.
-Antes solo te quería – confiesa - ¿y tú?
-Hoy también te amo.
-¿Antes solo me querías? – quiso saber.
-No, también te amaba.
Me escudriña con su mirada azulada.
-¿Desde cuándo?
-Desde que me disparaste sin piedad con tu flecha enamorada.
Le sonrío.
Ella me besa nuevamente.
FIN
Mayo 2019





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